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13jul15


Grecia se despeña y cae en una nueva recesión tras dos semanas de "corralito"


La cruda realidad se ha impuesto en Grecia. Su economía, según reflejan los indicadores adelantados, no sólo está colapsada tras dos semanas de 'corralito'. Lo peor es que nada hace prever -ni siquiera después del reciente acuerdo (lea el pacto alcanzado) con la troika- una mejora a corto plazo para un país que registra una tasa de paro equivalente al 26,5% de la población activa.


Infografía sobre la deuda
griega al 05jun15
 

Al contrario. Todos los indicadores de confianza se han desplomado. Hasta el punto de que Grecia habrá acumulado entre abril y junio de este año un tercer trimestre consecutivo en recesión. No es un asunto menor para un país cuyo PIB se ha contraído nada menos que un 18,6% entre 2011 y 2014.

El último Indicador de Sentimiento Económico -que realiza la Comisión Europea- es, de hecho, un torpedo a la línea de flotación del actual Gobierno griego, que no sólo tiene que enfrentarse a las instituciones (Comisión Europea, FMI y BCE) sino, sobre todo, a su maltrecha realidad económica. Y lo que no es menos relevante, a su propio electorado tras el deterioro de la coyuntura, con un ala izquierda dentro de Syriza enfurecida por las concesiones que se ha visto obligado a ofrecer a la troika el primer ministro griego.

Todos los indicadores de confianza -industria, servicios, consumo, ventas al por menor y construcción- reflejan datos negativos. En su conjunto, el indicador de sentimiento económico refleja un valor 90, lejos del 105 que se registra, como media, en la Eurozona. Cualquier valor por debajo de 100 muestra un sentimiento negativo a largo plazo. Y lo que ha venido sucediendo en Grecia desde el último trimestre de 2014 -cuando parecía inminente el triunfo de Syriza- es un desplome continuado de la confianza en la economía que en los últimos meses sólo se ha acelerado. En particular en el consumo y la construcción.

El caso del consumo es el más significativo habida cuenta de su importante peso en el PIB. Y lo que expresan los últimos datos de Eurostat es que el comercio al por menor está retrocediendo un 1,9% en términos interanuales, frente a los valores positivos que se registran en prácticamente todos los países de la Eurozona. Ese dato, en todo caso, no refleja todavía el efecto contractivo que han tenido, y aún tienen, sobre la economía las restricciones de efectivo puesto a disposición de los clientes bancarios (60 euros diarios).

Esta desconfianza se manifiesta todavía con mayor crudeza en los mercados financieros, donde la rentabilidad del bono griego a diez años se ha disparado hasta el 18,8%, el doble del nivel con que comenzó el año, lo que significa un diferencial frente al bund alemán es ahora de algo más de 1.800 puntos básicos.

El endurecimiento de las condiciones financieras no es, sin embargo, lo más relevante. El hecho de que el PIB nominal (con inflación) vaya a seguir retrocediendo significa lisa y llanamente que el endeudamiento será, si cabe, más insostenible aún. Algo que puede explicar el empeño de Tsipras en reestructurar la deuda (lo que por el momento, y de forma oficial, no ha conseguido).

La Comisión Europea había previsto en su informe de primavera que la deuda representara este año el 180% del PIB, pero a la luz del empeoramiento de la situación económica es muy probable que esa ratio haya empeorado de forma significativa. Entre otras cosas porque algunos estudios preliminares no oficiales citados en Bruselas han estimado que la economía helena caerá este año entre un 2% y un 4%. Grecia, de hecho, está atrapada en una espiral deflacionista de la que sólo podrá escapar con crecimiento. Pero éste sigue sin llegar. Y si el PIB nominal no crece, el endeudamiento seguirá aumentando, salvo que el país sea capaz de generar importantes superávit primarios (sin contar el pago del servicio de la deuda), que es lo que buscan las instituciones.

La economía se da la vuelta

El deterioro de la economía griega es todavía más evidente si se tiene en cuenta que en el primer trimestre de este año el PIB avanzó en términos interanuales un 0,4%, pero ese dato recoge información del primer semestre de 2014, cuando Grecia llegó a crecer, incluso, más que España (un 0,7% en tasa intertrimestral frente al 0,5% español en aquel momento).

El problema para Grecia es todavía mayor, si cabe, si se tiene en cuenta que el margen de maniobra de las autoridades para hacer crecer la economía desde el lado del gasto público es nulo. El gasto público, de hecho, y frente a lo que ha sucedido en España, se ha desplomado en los últimos doce meses. En concreto, un 10,7% del PIB, según los datos que acaba de publicar Eurostat. Para hacerse una idea de lo que representa esa cifra, hay que tener en cuenta que en España -con mayor nivel de déficit público- el descenso ha sido del 0,7%.

Según esos datos, el gasto público por habitante se situó en Grecia en 2014 en 8.039 euros, por debajo de los 9.924 euros registrados en España. En todo caso, muy por debajo de los 14.817 euros que destinan como media los países del Eurogrupo.

[Fuente: Por Carlos Sánchez, El Confidencial, Madrid, 13jul15]

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