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18jun10


José Goldemberg: Físico, ambientalista


José Goldemberg, un físico brasileño que ha obtenido varios premios deseaba un nuevo desafío intelectual. "Como físico, sé cómo hacer cálculos. En aquel momento, en 1978, aquí había gran euforia respecto al etanol, pero no se hablaba de que fuera a reemplazar los combustibles fósiles. Decidí hacer cálculos para ver lo renovable que es el etanol. ¿Cuánto petróleo podemos ahorrar si nos convertimos a etanol líquido hecho de caña de azúcar?", dijo.

Brasil sufría de una creciente deuda nacional y una seria inflación. Ambas se debían en gran parte al hecho de que la economía de Brasil dependía del petróleo: de un 80 a un 90 por ciento importado a precios astronómicos. Para reducir su dependencia del crudo, el gobierno nacional de Brasil se embarcó en 1975 en un programa para cambiar los automóviles del país de la gasolina al etanol hecho de caña de azúcar fermentada. En alianza con la industria azucarera, el gobierno ofreció subsidios a sus cultivadores, préstamos para construir destilerías de etanol e incentivos para la compra de vehículos impulsados por etanol.

No fue hasta 1978,cuando los cálculos de Goldemberg se publicaron en Science, una revista científica importante, que los encargados de elaborar políticas en Brasil y en otros lugares empezaron a creer que la caña de azúcar podía producir un combustible limpio, renovable y que produjera beneficios para reemplazar la gasolina, y se una clave de la futura energía renovable. "Ese [documento] fue mi contribución", dijo Goldemberg a la revista Time en 2007. "Lo que hice fue asegurarle a la gente que el etanol era algo que había que utilizar".

Goldemberg comenzó a fomentar la idea de que el desarrollo del etanol era clave para el crecimiento sostenible y que también podía reducir las emisiones de carbono y la amenaza del cambio climático. "Lo que hay que hacer es producir caña de azúcar y etanol en los países del trópico. Estos países en desarrollo necesitan una industria limpia. La producción de etanol a partir de la caña de azúcar genera muchos empleos. Si los países del Caribe y África comenzaran a cultivar caña de azúcar y a producir etanol para exportarlo, estimularía el desarrollo", dijo.

Cuando los precios del petróleo se estabilizaron en 1980, el desarrollo de etanol en Brasil se estancó. Una alianza de los productores de azúcar del país comenzó a trabajar para aumentar los rendimientos agrícolas de los campos de caña al tiempo que reducían los costos de producción del etanol. La mejora más significativa fue el uso del bagazo de la caña de azúcar, un desecho producido al aplastar la caña, para producir energía para el proceso de manufactura del etanol. El uso del bagazo hace innecesario utilizar combustibles fósiles en la fabricación del etanol. Por el contrario, el etanol extraído del maíz, un proceso utilizado en Estados Unidos, rinde sólo un 15 a un 25 por ciento más combustible que los combustibles fósiles utilizados para hacerlo. "Es por ello que el equilibrio energético del etanol producido a partir de la caña de azúcar es el mejor del mundo en cuanto a biocombustibles se refiere", observó Goldemberg.

En el año 2000, cuando los precios del petróleo aumentaron y los del etanol bajaron, el etanol se convirtió en el combustible preferido en Brasil. La mayoría de las empresas automotrices introdujeron los vehículos híbridos en 2003. Estos vehículos funcionan con gasolina o casi el 100 por ciento de etanol. Pronto la demanda en Brasil tanto para los vehículos híbridos como por el etanol explotó. Hoy día, los autos híbridos componen casi el 90 por ciento de todos los vehículos nuevos que se venden en Brasil, y se empiezan a ver en todo el mundo.

Y no es demasiado pronto, según piensa Goldemberg. En otro estudio publicado en Science en 2007, calculó que de seguir las tasas de consumo de combustibles fósiles actuales, las reservas conocidas de petróleo se habrán agotado en 41 años, las de gas natural en 64 años, y las de carbón en 155 años. "Aparte del asunto del agotamiento, el uso de los combustibles fósiles presenta serios problemas ambientales, particularmente el calentamiento global", dijo. Considera que la experiencia de Brasil con el etanos puede ser un modelo que pudiera duplicarse, y se debería duplicar, en todo el mundo. Al tiempo que se recorta la dependencia de un país de un recurso energético en extinción, el uso del etanol ha reducido las emisiones de carbono de Brasil en alrededor de 47 toneladas al año, un 20 por ciento de su huella de carbono en total.

Goldemberg ve incluso mayor promesa en "la producción de etanol de segunda generación" por medio del uso de materiales de celulosa: hierbas y juncos, árboles y desechos de cosechas. "La celulosa está en todas partes, pero hay que romper la molécula para fermentarla", dijo. La tecnología todavía está en fase de desarrollo. Agregó que hasta que sea viable a nivel comercial "ya existe una alternativa".

Amanda Spake es redactora en Washington y escribe artículos sobre salud, ciencias, educación y medioambiente que han aparecido en U.S. News and World Report, The Nation y el diario The Washington Post, entre otras publicaciones.

Las opiniones expresadas en este artículo no necesariamente reflejan los puntos de vista ni las políticas del gobierno de Estados Unidos.

[Fuente: Por Amanda Spake, Redactora, Departamento de Estado, Washington, 18jun10]

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