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16jul10


El bluff de los test de estrés: todo apunta a un acuerdo político para salvar la banca


La enorme expectación sobre los test de estrés de la banca europea, que se conocerán el próximo viernes 23, puede tornarse en una decepción total si se cumplen los pronósticos cada vez más generalizados entre los medios y los analistas. El oscurantismo total de los bancos centrales sobre los criterios con que se han realizado estos ejercicios y las declaraciones de los distintos Gobiernos han suscitado el temor a que éstos sean demasiado laxos, de forma que muy pocas entidades suspenderán.

"Es impensable que ningún país vaya a permitir que sus bancos salgan mal en estos test. En la UE se pacta todo y también se ha pactado que los escenarios que se apliquen a los test no pongan a nadie en demasiados apuros", opina un experto en el sector. Ayer mismo, los ministros de Finanzas de Grecia e Irlanda declararon que sus bancos no tendrán problemas en aprobar, lo cual alimenta la teoría de que los test serán enormemente laxos.

Los test de estrés consisten en tomar un escenario económico y financiero muy negativo (estresado), y comprobar cómo afectaría a las cuentas de los bancos, básicamente para comprobar si cuentan con suficiente capital para absorber las posibles pérdidas. Además, se comprobará si las ayudas públicas recibidas por cada entidad son adecuadas.

El problema es que los bancos centrales no han querido decir cuál es ese escenario. El Comité de Supervisores Bancarios Europeos (CEBS) se ha limitado a decir que contemplará una desviación de 3 puntos porcentuales del PIB respecto a las previsiones de la Comisión Europea para 2010 y 2011, actualmente del 1% y el 1,5%, respectivamente. Aparte de ser un escenario bastante moderado respecto a la recesión de la que está saliendo Europa, algunos medios añaden que los niveles de capital exigidos para aprobar el test serán bastante bajos y, además, sólo se publicarán los resultados consolidados de los grupos multinacionales, sin detallar por países.

La madre del cordero es cómo se van a valorar los activos que tienen los bancos en balance, en especial la deuda pública y los activos inmobiliarios. Algo sobre lo que el CEBS no ha dicho esta boca es mía. La discusión mediática actual se centra en la valoración de la deuda pública de los países periféricos (los PIIGS). El Financial Times publicó que se aplicará un 17% de descuento (haircut) a los bonos del Estado de Grecia, un 8% a los de Portugal y un 5% a los españoles, y que no habrá ningún recorte para los alemanes ni los franceses. De ser ciertos, se trataría de descuentos muy inferiores a los que ahora mismo cotizan los mercados.

Además, ayer Barclays añadía otro elemento preocupante: que estos descuentos se pueden aplicar sólo a los bonos que las entidades tienen calificados como "disponibles para la venta" y no a los considerados "a vencimiento", que son el grueso de las carteras -de hecho, en la crisis actual muchos bancos han pasado sus bonos de uno a otro cajón para no tener que apuntarse de inmediato las pérdidas-. El banco británico defiende la actitud de los supervisores para no crear una excesiva alarma en los mercados y porque supondría una especie de "doble imposición", ya que si el fondo europeo de rescate se usa para que los países no incurran en impago, no tendrá que usarse también para inyectar a los bancos porque no sufrirían esas pérdidas.

¿Cómo se valorarán los ladrillos españoles?

En España, aunque también nos afecta la valoración de la deuda pública (nuestros bancos y cajas se están 'comiendo' todas las emisiones del Tesoro), es mucho más importante la valoración que se dé a los activos inmobiliarios, que tampoco ha sido anunciada por el CEBS. La confianza de todas las entidades y del Ejecutivo de Zapatero en que la banca española apruebe sin problemas hace pensar que los recortes aplicados a estos activos -tanto a los ladrillos que tienen en balance como a las garantías de los créditos morosos- serán muy reducidos.

Pero aquí hay un elemento para la esperanza en que los test sean serios: los duros recortes impuestos por el Banco de España en la valoración de estos activos en la reciente reforma de la circular contable. Es decir, sería ridículo que en los test de estrés se apliquen unos recortes inferiores a los que deben aplicarse ya en el escenario actual; al contrario, deberían ser notablemente superiores (por eso es un test de estrés).

El oscurantismo contrasta con EEUU

Respecto al oscurantismo, contrasta vivamente con los test de estrés que realizó la SEC norteamericana el año pasado, que publicó 22 documentos con todos los detalles sobre el escenario antes de realizar las pruebas. Fuentes del supervisor español se justifican con el argumento de que no se puede dar el escenario sin dar los resultados porque todo el mundo podría realizar simulaciones que indujeran a error. En todo caso, medios y analistas aplauden que al menos se vayan a publicar los resultados individualizados y no agrupados por países.

Esta falta de transparencia ha dado pie a que los bancos de inversión hayan alcanzado resultados muy distintos en sus simulaciones, puesto que parten de escenarios muy diferentes. Sin embargo, casi todos coinciden en que, si los test de estrés finalmente son serios -en contra de lo que parece-, los bancos griegos e irlandeses, los Landesbank alemanes y las cajas de ahorros españolas serán los peores, con suspensos generalizados. Donde discrepan es en si las ayudas públicas recibidas por estas entidades (el FROB en el caso español) son suficientes o no para cubrir el déficit de capital.

[Fuente: Cotizalia, Madrid, 16jul10]

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