Desplazamiento y Violencia
Un país que huye

Introducción


Presentación

Conocer que en Colombia existen más de un millón de desplazados sacudió las conciencias del ciudadano común así como de los organismos no gubernamentales y gubernamentales dentro y fuera del país. El estudio pionero de la Conferencia Episcopal develó el más grande fenómeno causado por el conflicto armado que desde hace más de 30 años tiene sumida a Colombia en el dolor.

Codhes, la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, acompañó este estudio y abrió puertas a nuevos análisis y nuevas investigaciones que claramente señalan al desplazamiento forzado como la más flagran te violación de los derechos humanos en los últimos tiempos en Colombia. Codhes / Unicef, desde 1996, inician nuevos planteamientos en el análisis del fenómeno, orientados a profundizar el estudio de los grupos etáreos más afectados con criterio de género. Los resultados indican que niños, niñas y mujeres, alrededor del 65% de la población afectada, son los que más sufren los efectos del desplazamiento interno en el país.

El desafío más importante fue asumido por Codhes / Unicef en el campo de la prevención. Se trata no sólo de identificarlos desplazamientos sino de iniciar una estrategia que anuncie los mismos y pueda alertara la población civil, a los organismos no gubernamentales y gubernamentales y a la comunidad internacional para evitar el sufrimiento de los niños y sus familias, que huyen despavoridas ante las amenazas y el terror causado por los grupos armados, a través del diseño del Sistema de Alerta Temprana.

Codhes abre de esta manera , una vez más, un nuevo camino técnico y metodológico, sencillo y claro. El Sistema de Alerta Temprana es una herramienta en proceso de perfeccionamiento que ha anunciado, con más de un 70% de certeza, dónde se van a desencadenar procesos de desplazamiento. Corresponde ahora a los organismos gubernamentales y no gubernamentales, a las iglesias, a la comunidad internacional y a los medios de comunicación, usar este instrumento para responder al campanazo de alerta que está sonando y que podría prevenir miles de atropellos contra la población civil, en especial contra la niñez.

Los informes que en este libro recogemos son resultado del esfuerzo de un puñado de defensores de la vida, quienes con Jorge Rojas a la cabeza y a pesar de distintas dificultades, han hecho de su trabajo investigativo una misión y un proyecto de vida en favor de las poblaciones más vulnerables, asumiendo todos los riesgos en un país en el que son amenazadas las personas por defender los derechos de la población civil víctima del conflicto.

Estamos convencidos que este libro no sólo es un registro documental del desplazamiento forzoso en Colombia, sino un gran esfuerzo de análisis del conflicto armado en estos últimos años y un aporte para la implementación de políticas públicas en beneficio de las víctimas de la violencia en el país.

Carel de Rooy
Representante de Unicef para Colombia y Venezuela


Para una lectura de un país que huye.

Por Jorge E. Rojas Rodríguez. Director Codhes
Santafé de Bogotá, mayo de 1999.

La solidaridad adquiere un lugar decisivo en este mundo acéfalo que excluye a los diferentes. Cuando nos hagamos responsables del dolor del otro, nuestro compromiso nos dará un sentido que nos colocará por encima de la fatalidad de la historia.
Ernesto Sábato

Un país que huye compila los informes estadísticos, de investigación y análisis realizados por la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes) entre 1995 y 1998, presentados a la opinión pública mediante el boletín Codhes informa. También resume una propuesta metodológica de investigación estadística, social y de trabajo en defensa de los Derechos Humanos, susceptible de errores, sujeta a dificultades, sometida en ocasiones a amenazas y presiones y reconocida o desconocida según los intereses de los actores del conflicto. Es una contribución al análisis y el debate sobre el tema del desplazamiento forzado en Colombia y tiene la intención humanitaria de buscar alternativas viables y sostenibles para quienes enfrentan el drama del desplazamiento.

En cada indicador, en cada cifra, en cada porcentaje consignado en los diversos informes, se oculta un drama humano. Niños huérfanos, sin tierra y sin afectos. Mujeres que acumulan soledades y dificultades enormes. Hombres humillados y desarraigados. Ancianos andariegos que han huido de violencias sucesivas sin encontrar reposo. Indígenas que siguen siendo expulsados de su madre tierra. Comunidades negras que deambulan por los caminos de la discriminación y el miedo.

La guerra transforma a la gente. Hay un daño inmenso y casi irreparable. ¿Quién le devuelve la tranquilidad a los hombres y las mujeres que vieron desde la impotencia cómo cambia ba el grito de monte que aprendieron de sus antepasados por el grito de la muerte impregnado en la memoria como un eco que no termina?, ¿Quién le explica a niños y niñas hacinados en minúsculos rincones urbanos qué pasó con el río, la casa, la escuela, las frutas y las flores?, ¿Cómo atar de nuevo los lazos familiares y sociales pacientemente tejidos desde la ternura y la solidaridad, rotos ahora por el odio y el miedo?, ¿Qué explicación podemos dar a los abuelos que enmudecieron con la tristeza profunda que les dejó la imagen de su pueblo abandonado y destruido?.

Los desplazados están ahí, aquí o allá, con sus fortalezas y sus miedos. Son hacedores silenciosos de paz porque prefirieron el éxodo antes que entrar en la lógica de vivir o morir en cam pos sembrados de terror y desesperanza. Nosotros nos resistimos a creer que su drama era inevitable. Aún creemos que se puede evitar en el futuro, tenemos la convicción de que hay que rehacer el sentido de la vida, practicar el diálogo, reivindicar la solidaridad y ejercer el respeto por la dignidad hu mana. Creemos, desde la advertencia del sentido común acerca de la necesidad de construir futuros posibles, que todas y todos podemos y debemos caminar hacia la utopia, dejando el pesimismo para tiempos mejores.

Cien años de conflicto armado interno

Colombia inició y termina el siglo XX inmersa en confrontaciones armadas, que son expresión de las dificultades de la sociedad para construir un Estado democrático y justo en el que tengan oportunidad todos los sectores sociales y políticos y en donde sea más equitativa la distribución de la riqueza nacional.

Esta confrontación armada casi continua, se ha cumplido en buena parte sin referentes de respeto a la dignidad humana o de protección a las personas no combatientes y ha repercutido en la construcción económica, social, política y demográfica de Colombia. Si bien los miles de muertos de las violencias del siglo XX representan un alto costo hu mano y social para el país, otra manifestación dramática de su ocurrencia ha sido el desplazamiento forzado de centenares de miles de personas dentro del territorio nacional que, ante la ausencia de garantías para sus vidas y bienes. se han visto obligadas a salir de sus lugares de vivienda y trabajo para reacomodarse en otros, espacios casi siempre urbanos, en detrimento de sus derechos fundamentales. Hemos asistido, pues, a una continua v compleja redistribución demográfica mediatizada por el uso de la fuerza,

También mediante el uso de la violencia armada se modificaron, y continúan modificándose, las relaciones de tenencia de la tierra, para perpetuar o ampliar la concentración de su propiedad, en una dinámica de acumulación que ha fomentado en gran medida la violencia política y social. Por esta vía se han desocupado y/o repoblado territorios estratégicos para la implementación de proyectos agroindustriales o de explotación de recursos naturales, para la construcción de grandes obras públicas o para asegurar e control de zonas de cultivo y procesamiento de drogas ilícitas. Por último, tal vez en su forma más visible, se ha recurrido a la violencia para ocupar territorios con criterio de dominio político y militar.

Han sido, pues, la violencia, el desplazamiento forzado y el despojo, manifestaciones constantes de nuestro conflicto armado interno. Así, los desplazados de comienzos de siglo por la "guerra de los mil días", los desplazados de mediados de siglo por la "violencia" liberal-conservadora y los desplazados del fin del siglo por el actual conflicto armado, han sido y son protagonistas anónimos de unas guerras que no siempre sienten como propias, pero que cambiaron abruptamente sus condiciones de vida y sus referentes sociales y culturales.

La guerra irregular y el desplazamiento forzado

El país ha enfrentado permanentes escenarios de guerra, espaciados por periodos de relativa paz, cuya principal característica, antes y ahora, ha sido ¡a muerte violenta de miles de colombianos ajenos al conflicto, la desintegración del tejido social en las zonas de la confrontación, los abusos y atropellos contra la población civil y la constatación práctica de que no es posible una solución militar.

En esta última etapa de la guerra irregular, a partir de 1985, al incremento de las acciones armadas y a la expansión territorial de los actores armados, se han sumado continuas manifestaciones de degradación del conflicto mediante actos contrarios a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario, cometidos entre los combatientes y por parte de éstos contra la población civil indefensa. Masacres, asesinatos, torturas, secuestros, desapariciones forzadas, reclutamiento de menores de edad y uso de armas de efectos indiscriminados, entre otros, se han convertido en lugares comunes del repertorio de la guerra.

Finalmente se impondrá la solución política, porque así lo exigen el desgaste del país frente a una guerra tan prolongada y la presión internacional que promueve soluciones negociadas para superar los conflictos armados internos. Pero mientras se logra consolidar esa salida política, el país continúa enfrentado el grave problema del desplazamiento forzado porque persisten las acciones armadas contra la población civil, en desarrollo de las estrategias de la guerra.

Quienes portan armas argumentando la defensa legitima de las instituciones, la autodefensa de determinados intereses sociales y económicos o la transformación revolucionaria de la sociedad y del Estado, ponen en juego la legitimidad que alegan cada vez que torturan, desaparecen, asesinan o masacran civiles indefensos, incorporan menores a la confrontación, realizan ataques aéreos o terrestres indiscriminados o presionan con acciones de terror y amenazas directas el desplazamiento de poblaciones.

Hay unos principios humanitarios y unos valores éticos, aún en las circunstancias de la guerra, que siguen vigentes y son ineludibles para quienes combaten con las ar mas, independientemente de cualquier explicación, justificación o excusa. Y las transgresiones a dichas normas consagradas por la humanidad constituyen crímenes que algún día serán juzgados. Por esta razón, el desplazamiento forzado en Colombia es una expresión de la crisis humanitaria y de Derechos Humanos que cuestiona en mayor o menor grado a todos los actores comprometidos en la contienda armada, así unos y otros intenten eludir o endosar sus responsabilidades. En cualquier caso, queda claro que es el Estado colombiano el responsable de esta crisis, porque no cumple sus compromisos constitucionales, además de los internacionales, en materia de protección de Derechos Humanos y de plena vigencia de la democracia.

Los grupos paramilitares se constituyen en la principal fuerza expulsora de población civil desde 1995, a raíz de la ejecución de masacres, asesinatos selectivos, torturas, amenazas e intimidación de personas que acusan de pertenecer o colaborar con grupos guerrilleros.

Los movimientos guerrilleros han mantenido una responsabilidad sostenida en la generación de desplazamiento forzado desde 1995, mediante amenazas contra la población civil que no comparte sus propuestas políticas o contra personas a las que acusan de colaborar con las Fuerzas Militares o con grupos paramilitares. Hay evidencias de ejecuciones sumarias, de secuestros selectivos y colectivos con carácter extorsivo o para realizar exigencias políticas y de reclutamiento de menores de edad.

La Fuerza Pública ha disminuido considerablemente su responsabilidad en la expulsión de pobladores civiles en los últimos cinco años. Sin embargo, los ataques aéreos indiscriminados, las amenazas contra civiles, el control del ingreso y la comercialización de alimentos en zonas de orden público, las detenciones arbitrarias y la permisividad o apoyo a grupos para militares, son algunas de las razones que expresan los desplazados para explicar la responsabilidad de las Fuerzas Militares en su salida forzada.

Otras causas de desplazamiento en Colombia tienen que ver con el uso de la violencia en el conflicto social que se genera alrededor de la lucha por la tenencia de la tierra y que compromete a grupos armados al servido de gran des latifundistas y terratenientes, Que agreden a los campesinos e indígenas en desarrollo de estrategias de violencia ligadas a la acumulación de la tierra. También existen manifestaciones crecientes de violencia urbana que generan desplazamientos forzados.

La complejidad de la violencia en el país ha llegado al punto de que muchos casos de desplazamiento son consecuencia de las acciones simultáneas de uno y otro grupo contra la misma población y, en forma creciente, del miedo que imponen todos los actores armados en las zonas de control o disputa territorial,

La existencia de por lo menos un millón y medio de personas desplazadas (700 mil entre 1985 y 1994 y 800 mil entre 1995 y 19981, en su mayoría mujeres, niños, niñas y jóvenes expulsados del campo o de pequeñas poblaciones que giran alrededor de la economía rural, advierte sobre la gravedad del problema y plantea la necesidad de incorporar el tema en la agenda de paz entre el gobierno y la insurgencia

Las soluciones humanitarias frente al desplazamiento

Cualquier acción gubernamental o no gubernamental, nado nal o internacional, frente al problema del desplazamiento forzado debe considerar los posibles escenarios en los cuales éste se puede presentar, para trascender las propuestas coyuntura les y asistencialistas y contribuir a soluciones urgentes, pero también de largo plazo.

Un escenario de negociaciones de paz en medio del conflicto y sin acuerdos humanitarios hace prever la continuidad del problema del desplazamiento forzado; es decir, miles de nuevos desplazados, en 1999, se sumarán a la inmensa masa de colombianos desarraigados, mientras se supera realmente esta etapa del proceso de negociación.

Un escenario de acuerdos humanitarios podría significar una reducción considerable del número de personas desplazadas, si todos los actores armados comprometidos cumplen con respetar a la población civil no combatiente y con la prohibición de obligarla a desplazarse.

Un escenario no descartable es el de guerra total, el de la supresión de cualquier intento de solución política negociada del conflicto, que implicaría una grave situación humanitaria como consecuencia del desbordamiento del desplazamiento forzado y aún de situaciones masivas de refugio en los países fronterizos.

Un escenario de superación negociada de la guerra irregular, concebido a largo plazo, sugiere la necesidad de planificar procesos de retorno, reasentamiento y reconstrucción en una etapa de postconflicto bajo las nuevas condiciones generadas por la aplicación de los eventuales acuerdos de paz.

Por otra parte, es evidente que el éxodo creciente del cam po, como consecuencia de la guerra, obliga a pensar en estrategias que integren a las sociedades urbanas locales a un importante número de personas, especialmente niños, ni ñas v jóvenes, Que ya asumieron el nuevo entorno socioespacial y que no pueden desconocerse al momento de planificar la oferta social en tas ciudades y municipios más afectados.

En cualquier caso, el actual gobierno, y por lo menos los dos próximos, tendrán que contemplar en su agenda social y de Derechos Humanos el problema de los desplazados internos, como una responsabilidad ineludible frente al futuro del país. Una solución definitiva del desplazamiento forzado está estrechamente ligada a los eventuales acuerdos de paz. Una solución parcial tiene que ver con el pleno acatamiento del Derecho Internacional Humanitario.

Es posible que las dinámicas del conflicto interno impongan otros escenarios de desplazamiento. Entre tanto, procede la prevención de las causas que lo generan y la protección, la atención humanitaria de emergencia y post emergencia y la recuperación socioeconómica y psicosocial, desde la reparación integral de los derechos vulnerados de las personas afectadas. Los Principios Rectores de los Desplazamientos internos (que aquí se anexan), adoptados por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas por iniciativa del señor Francis Deng, Representante del Secretario General de las Naciones Unidas para los Desplazamientos Internos, señalan un avance en la construcción de mecanismos internacionales de protección y constituyen un valioso instrumento para resarcir los derechos fundamentales de las comunidades desplazadas, que debería tomar como referencia el gobierno nacional en la formulación y ejecución de una nueva política para desplazados,

Un país que huye es la reafirmación de la voluntad de Codhes de seguir adelante, asumiendo la responsabilidad de evaluar, ampliar y mejorar el Sistema de Información sobre Desplazamiento Forzado y Derechos Humanos, agregando el componente de retornados y reasentados; de continuar el estudio sobre políticas públicas y desplazamiento; de incorporar a la investigación los temas de género, poblaciones indígenas y comunidades negras; de continuar la investigación regional desde la construcción de espacios sociales y de interlocución institucional con las comunidades desplazadas locales y los poderes urbanos; de contribuir desde este pequeño espacio a la búsqueda de la paz negociada y de la plena vigencia de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.

Los agradecimientos

Un país que huye es el resultado de la confianza y el apoyo de muchas personas y entidades. En primer lugar, de las miles de personas anónimas, desplazadas por la violencia. Quienes nos entregaron su testimonio. De muchas Jurisdicciones eclesiásticas de la Iglesia Católica, especialmente de la comunidad de Hermanas Scalabrinianas, de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Bogotá y de la Comisión Vida, Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Cali, quienes acopiaron abundante información en ejercicio de su misión pastoral. Del Departamento de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO). De Agendas de Naciones Unidas como Unicef, ACNUR, Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Programa Mundial de Alimentos y Organización Mundial de la Salud, las cuales, desde diferentes ángulos, estimularon la investigación y la consolidación del sistema de información. También de los gobiernos de los Países Bajos, y Estados Unidos. De organizaciones no gubernamentales, tanto nacionales como internacionales, comprometidas con la defensa de los Derechos Humanos como el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), el Taller de Vida, la Fundación Menonita para el Desarrollo (Mencoldes), el instituto de Servicios Legales Alternativos (ILSA), la Comisión Colombiana de Juristas, Cristian Aid, el Fondo Noruego para los Derechos Humanos, la Consejería en Proyectos para Refugiados Latinoamericanos, Diakonía, Amnistía Internacional y Human Right Watch. De numerosas autoridades territoriales, especialmente de la Alcaldía Popular de Barranquilla, de entidades del Estado, como la Defensoría del Pueblo y las personerías municipales, y del gobierno, como la Consejería Presidencial de Derechos Humanos. De investigadores como Flor Edilma Osorio, Virginia Alemán, Alejandro Reyes, Gustavo Zarate, Angela Ospina, Estela Duque, Claudia Clavijo, Fabio Lozano, Diana Sánchez, Alfredo Vargas, Marco Romero, Denis Andrade, Bernardo Alvarez, Fernando Navarro, Graciela Uribe, Eduardo Celis, Marta Zapata y Alexandra Gutiérrez, quienes han hecho aportes notables desde sus conocimientos y su compromiso, De Julio Serge por su aporte al manejo de información georeferenciada. De Nidya Quiróz y Cecilio Adorna, de Unicef, por su apoyo en momentos políticos claves. De los suscriptores del boletín Codhes informa y de los periodistas y medios de comunicación que ayudaron a hacer visible el problema que nos ocupa. Mención especial merece Adolfo Bula Ramírez, ex representante a la Cámara, quien apoyó el trabajo de investigación de Codhes. Y. muy especialmente, merecen mención las personas que ayudaron y ayudan a mantener esta iniciativa: Flor Edilma Osorio, Pedro Navarro, Orlando Pérez, Estela Duque, Diego Pérez, Alejandro Valenda Villa, Cristina Zeledón, José Amín Cortéz, Monseñor Isaías Duarte Candno, Monseñor Jaime Alberto Bonilla Nieto. Padre Javier Giratío, Luis Correa, Amanda Romero y Bibiana Ortíz.

Todos ellos y ellas han contribuido a la permanencia de Codhes, han hecho posible que entre entusiasmos y temores, carencias materiales y compromisos definidos en el campo de los Derechos Humanos, hayamos construido esta propuesta de trabajo, muchos de cuyos resultados ponemos a consideración de los lectores en este libro.


Acerca de Codhes

La consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes) es una organización no gubernamental dedicada a la promoción y protección de los Derechos Humanos, en especial los de la población desplazada, través de la investigación, el desarrollo de sistemas de información, el análisis y la formulación de alternativas institucionales y la construcción de soluciones sociales.

Codhes fue creada en 1992 por un grupo de personas de diferentes disciplinas las ciencias sociales, vinculadas mediante la investigación y la academia al tema de los Derechos Humanos y a la búsqueda de alternativas de paz para país. Su propósito inicial fue hacer visible la dramática situación de la población desplazada y sensibilizar al Estado, la Sociedad Civil y la Comunidad internacional frente a dicha situación.

Ante la inexistencia de información sistemática sobre el problema, Codhes promueve, desde 1992, el desarrollo de una metodología para la investigación a escala nacional de la población desplazada, con acopio de información en entidades públicas, sociales y religiosas y en las propias personas desplazadas. Desarrolla entonces una propuesta de seguimiento estadístico del desplazamiento forzado que, en l995.se consolida con la creación del Sistema de Información de Hogares Desplazados por Violencia (Sisdes) el cual posteriormente, debido a la incorporación de nuevos componentes que amplían sus funciones y su capacidad, es rebautizado con el nombre de Sistema de Información sobre Desplazamiento Forzado y Derechos Humanos en Colombia, conservando su sigla distintiva.

Si bien el desplazamiento forzado ha sido motivo de acciones nacionales e internacionales en los últimos cinco años, los complejos escenarios de paz o guerra que caracterizan la crisis nacional : advierten sobre una continuidad del problema por lo menos durante los próximos diez años y. por consiguiente, señalan la necesidad de mejorar y ampliar una metodología para su estudio, análisis y caracterización, como premisa para la búsqueda de soluciones integrales y duraderas.

Ante el impacto logrado hasta ahora y las exigencias planteadas por la complejidad del problema, Codhes se empeña en fortalecer sus acciones de investigación, desarrollo de sistemas de información, análisis y formulación de alternativas institucionales y construcción de soluciones sociales, siguiendo sus principios institucionales:

  • Promover la defensa de los Derechos Humanos y la consolidación de la paz en Colombia.
  • Contribuir a la construcción del trabajo en Red alrededor del problema del desplazamiento forzado en el ámbito institucional y organizativo.
  • Desarrollar una perspectiva democrática y social en la producción, circulación y uso de la información y el conocimiento generados por la investigación.
  • Promover la socialización de la información a través de medios públicos y privados para contribuir a la construcción de una cultura de convivencia pacifica.

Algunos resultados de Codhes

En el área de información y difusión, desde 1996, el boletín institucional Codhes Informa ha sido un vehículo privilegiado para llevar los informes estadísticos y los análisis temáticos y regionales referidos al problema del desplazamiento realizados por Codhes hasta personas y entidades nacionales e internacionales, relacionadas con la investigación y la acción sobre el tema, y hasta la opinión pública a través de medios de comunicación nacionales y extranjeros, los cuales han venido incorporando cada vez con mayor despliegue la información estadística y las categorías de análisis allí publicadas.

Codhes también ha publicado los siguientes libros:

  • La Violencia del Silencio: Desplaza dos del Campo a la Ciudad (1993), con la Universidad Javeriana.
  • Desplazamiento, derechos humanos y conflicto armado (1993).
  • Desplazados en Cali: entre el miedo y la pobreza (1996), con la Arquidiócesis de Cali.
  • Desplazados por violencia y conflicto social en Bogotá (1997), con la Arquidiócesis de Bogotá.

En 1998 Codhes realizó para la Arquidiócesis de Cali y el Ministerio de Educación la serie para televisión "Tierra posible" (10 programas), sobre conflicto armado, derecho internacional humanitario y desplazamiento forzado.

En el área de investigación, el equipo de investigadores de Codhes participó en el estudio de la Conferencia. Episcopal de Colombia sobre Desplazamiento y Derechos Humanos (1993/1995). También en la actualización de este estudio para la Consejería Presidencial de Derechos Humanos (1995), labor de la que surgió el Sisdes. Para esta misma Consejería se realizó el estudio sobre hogares con vínculos rurales y desplazamiento forzado (1995).

Se han realizado estudios regionales sobre desplazamiento: en el Urabá para el Grupo de Apoyo a Desplazados (1996); para la Alcaldía de Barranquilla, un registro sistemático de hogares desplazados en la Costa Atlántica (1995); en Cali, para la Arquidiócesis de esa ciudad (1996/1997) ; en Bogotá para la Arquidiócesis de la capital del país (1996/1997).

En colaboración con el Programa de Ciencias Políticas de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, se han realizado estudios sobre Políticas Públicas y Desplazamiento Forzado.

Adicionalmente se amplió el Sisdes para incorporar los componentes de Alerta Temprana y Monitoreo, con el apoyo técnico y financiero del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Con el Postgrado de Orientación Educativa y Desarrollo Humano de la Universidad del Bosque y Unicef, se adelantó una Investigación sobre derecho a la educación de niños y niñas en situación de desplazamiento en la capital del país.

Para el Banco Mundial y la Corporación Antioquia Presente se realizó un estudio de caso sobre el reasentamiento de la población desplazada en la Hacienda Bellacruz del municipio de Pelaya (Cesar).

Y con la Universidad Nacional de Colombia se realizó una investigación sobre el desplazamiento en el municipio Soacha.

En materia de espacios de participación Codhes ha compartido sus informes en diversos escenarios y eventos nacionales e internacionales sobre Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario: actividades académicas en diversas universidades y centros de investigación social, eventos de sensibilización acción y, eventualmente, acompañamiento a comunidades en situaciones de desplazamiento o de riesgo de desplazamiento (Urabá y Putumayo). Codhes hace parte de la Coordinación Colombia Europa de Derechos Humanos

En 1997, Codhes promovió una visita inter institucional de Derechos Humanos en Panamá para constatar en terreno la situación de los colombianos que huyeron hacia esa nación en busca de un refugió que les fue negado. También participó en diversos debates en el Congreso de la República alrededor del tema del desplazamiento y para la aprobación de la Ley 387 que reconoce el desplazamiento forzado en Colombia.

Codhes asesora organizaciones nacionales e internacionales que intervienen en el problema de Derechos Humanos y desplazamiento forzado, así como a gobiernos locales y entidades del Estado. Estas actividades de Codhes han logrado avances significativos en el esfuerzo de dar visibilidad al problema, sensibilizar a la comunidad nacional e internacional y, además, influir en la formulación de políticas públicas de prevención. atención, protección y recuperación a la población desplazada.

En materia de financiación Codhes contó con el apoyo inicial de la Consejería en Proyectos para Refugiados Latinoamericanos y el Consejo Danés para Refugiados. En los últimos dos años ha contado con la financiación de:

  • El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dada su preocupación por el alto índice de niños y niñas en situación de desplazamiento debido a la guerra irregular que vive el país.
  • El Departamento de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO).
  • Christian Aid.
  • La Consejería en Proyectos para Refugiados Latinoamericanos.
  • El Fondo Noruego para los Derechos Humanos
  • Diakonía

También ha generado recursos propios mediante la venta de publicaciones y la presentación de conferencias.

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