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04dic04


La DEA se llevó a Rodríguez Orejuela.


A las 7:25 de la noche, Gilberto Rodríguez Orejuela salió de la cárcel La Picota en esta tanqueta. A las 9:23 p.m., un avión de la DEA despegó del Aeropuerto de Catam rumbo a la Florida. El capo dejó de ser responsabilidad de la justicia colombiana para c

En un avión Super King 300 que despegó anoche del Aeropuerto Militar de Catam, de Bogotá, a las 9:23 de la noche, salió del país rumbo a Estados Unidos el confeso narcotraficante Gilberto Rodríguez Orejuela, el más grande varón de las drogas colombianas enviado al país del norte.

En la aeronave iba acompañado de su médico, dos pilotos y dos agentes del Departamento Antidrogas de Estados Unidos, DEA, sus archienemigos, para quienes Rodríguez se había convertido en una suerte de obsesión dominante casi desde la fundación de la agencia hace 25 años.

Rodríguez agotó todos sus recursos para no encontrarse frente a frente con la justicia estadounidense.

El horizonte de sus esperanzas desapareció la tarde de ayer, cuando el presidente, álvaro Uribe, firmó su traslado.

Uribe dio vía libre al envío de Rodríguez, tras valorar las pruebas de la justicia estadounidense que lo comprometían a él y a su hermano Miguel de traficar con cocaína desde la cárcel, a partir de 1995 de manera permanente. Una vez Uribe firmó la extradición, la Embajada de E.U. expidió un comunicado en inglés en el que confirmaba la decisión.

Los últimos movimientos del capo en Bogotá fueron coordinados por el director de la Dijín, coronel óscar Naranjo, quien, antes de que alias El Ajedrecista, como se conocía a Rodríguez en el mundo de las drogas, saliera de la Picota, anunció que todo estaba listo para que unos 120 hombres de las fuerzas especiales de la Policía lo llevaran a Catam.

A las 5:30 de la tarde llegaron a la Picota varias tanquetas y otros carros blindados. La caravana, sin la espectacularidad que se esperaba, recogió al reo y empezó su rápido movimiento por las avenidas de una ciudad iluminada con luces de Navidad.

Quienes vieron a Rodríguez antes de que abordara la tanqueta, dijeron que estaba sereno y que afrontaba el hecho como si se tratara de un traslado más, de esos a los que ha tenido que someterse una y otra vez en sus años de prisión.

Las pruebas.

En su seguimiento a los Rodríguez, la justicia estadounidense ha demostrado que éstos, junto con los confesos narcos, Iván Urdinola y Víctor Patiño Fómeque, conformaron una organización dentro de la cárcel para enviar droga a ese país.

Los cargos impuestos por un juez federal del Fort Lauderdale, en Florida, fueron formulados a partir de una investigación realizada por el agente de la DEA, Edward Kaseroski, en la que se descubrió que los capos sobornaban a los guardias de la Penitenciaria La Picota, la Cárcel la Modelo y la Penitenciaria de Palmira, donde estuvieron recluidos, a cambio de obtener visitas permanentes, recibir correspondencia y contar con equipos de comunicación.

La defensa de Rodríguez.

Rodríguez ha negado los cargos en su contra y denunciado lo que denomina una constante violación de los derechos fundamentales de la cual son objeto sus familiares. "Son una especie de muertos civiles".

Si bien manifestó su voluntad de responder por los cargos que le atribuye la justicia estadounidense, ha dicho que uno de los beneficios que pedirá es que sea recluido en una cárcel de mediana seguridad y que se le permita a su familia viajar para visitarlo.

Rodríguez, quien tiene una fortuna que ha sido calculada en más de siete mil millones de dólares, llegó al aeropuerto de Catam a las 8:26 de la noche. En el terminal aéreo lo esperaba un enjambre de periodistas. Aunque todos pudieron acercarse a él, el ex jefe del cartel de Cali, quien estaba esposado y lucía un chaleco antibalas azul oscuro, siguió de frente, sereno, sin responder a ninguna pregunta.

En el aeropuerto también había varios de sus familiares que no pudieron contener las lágrimas por la partida. En un acto final, el Gobierno le permitió hablar por cinco minutos con su familia, a través de un celular de un agente de la DEA.

Al salir de la tanqueta, Rodríguez dejó de ser responsabilidad de la justicia colombiana para convertirse en reo de la justicia americana. A las 8:58 abordó la aeronave. 13 minutos después el avión prendió motores.

Rodríguez Orejuela abandonó el territorio colombiano, su país, al que quizás nunca regresará, al menos en vida, once años y dos días después de que Pablo Escobar Gaviria, el más grande capo de la cocaína colombiana muriera abatido en las calles de Medellín, su ciudad. Pablo, un hombre que no parecía distinguir entre el bien y el mal, tenía algo claro: prefería una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos, alternativa que desde anoche la vida le entregó al Ajedrecista, en una partida en la que el rey recibió jaque.

[Fuente: El Colombiano, Medellín, Col, 04dic04]

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