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26ago12


La soberbia de una corte en decadencia


Deplorable, por decir lo menos, que la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia pretenda enjuiciar penalmente por injuria y calumnia a las periodistas Cecilia Orozco y María Jimena Duzán, sólo porque se atrevieron a expresar sus opiniones sobre sucesos varios que no nos son indiferentes al resto de los colombianos y en relación con los cuales el país espera que los magistrados den tranquilidad a los ciudadanos, en vez de defenderse con amenazas alevosas contra la libertad de prensa, anunciadas en un tono histérico y demencial.

En efecto, leyendo y releyendo los artículos que tanta inquina suscitaron en la Sala Penal, al rompe se advierte que en ellos simplemente se critica el que se hubiese removido como coordinador de los procesos de la parapolítica al magistrado auxiliar Iván Velásquez, suceso que en criterio de la columnista tiene contentos a ciertos sectores nada recomendables de la sociedad. Igualmente, en los artículos de marras se enjuicia el cambio de jurisprudencia de la Corte sobre la procedencia de la extradición de alias El Canoso, como también los nombramientos de allegados de los magistrados en la Procuraduría, que con razón han preocupado a todos los medios de comunicación, que cada día asisten estupefactos al espectáculo de un procurador empeñado en reelegirse como sea.

A propósito, ofende la moralidad pública que haya sido precisamente el vocero de la sociedad, el procurador Ordóñez, quien haya respaldado la travesura de la Corte contra la libertad de expresión, seguramente porque, como lo confesó, él también le ha pedido a esa corporación que considere su nombre como candidato a continuar ocupando el cargo desde donde es capaz de dispensar favores burocráticos impublicables.

Que los términos utilizados en las columnas les hayan parecido severos o injustos a sus destinatarios, no les da licencia para intimidar con querellas temerarias a ningún periodista. Da miedo una Corte Suprema que es capaz de utilizar su inmenso poder para silenciar a quien la critique, valiéndose del Código Penal. Y produce desilusión que los más altos magistrados de la justicia penal en Colombia, los mismos que tienen la responsabilidad de unificar la jurisprudencia, quieran imponer en causa propia una interpretación cargada de ligerezas sobre lo que es la injuria y la calumnia. Pero, sin duda, lo que más desconcierta es el menosprecio de esa soberana Corte por el papel de la prensa en una democracia, a la que debería defender en vez de ponerla en riesgo.

Esta salida en falso de la Sala de Casación Penal lesiona gravemente su prestigio, cada vez más deteriorado después del penoso asalto de la reforma a la justicia, y suscita grandes inquietudes respecto de quienes allí hoy se sientan como magistrados. Cuando Dios quiere perder a un hombre, lo vuelve soberbio. Ese incurable mal hizo metástasis en la Sala Penal.

Siento pesar de esta imborrable equivocación de una Corte que había conseguido sobrevivir a la más pavorosa persecución a la que fue sometida por el gobierno de Uribe, pero que se convirtió en su más cercana semejanza.

Adenda. Es evidente que con sus descompuestas alocuciones sobre la confesión de su exjefe de seguridad Santoyo, Uribe es el primer expresidente que quiere y busca ser juzgado en los Estados Unidos. Su memoria es frágil, como siempre. Ahora ya no recuerda que el otro buen muchacho Jorge Noguera se hubiese retirado como consecuencia de un escándalo por corrupción, tampoco que fue él, y sólo él, quien hizo posible que Santoyo se vistiera de general de la República, a sabiendas de que sobre su cabeza pesaba una destitución impuesta por el anterior procurador, por chuzadas ocurridas desde sus épocas de gobernador de Antioquia.

Ahora sí se entiende por qué fue fácil que durante el gobierno de Uribe llegaran por el sótano a la "Casa de Nari", amparados por la penumbra de la noche, aquellos tenebrosos personajes voceros del paramilitarismo y de organizaciones delincuenciales, que se pavoneaban y se sentían dueños del poder.

[Fuente: El Espectador, Bogotá, 26ago12]

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