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21abr06


Relacionan una cuenta corriente que financió la campaña de Uribe con el asesinato del director de El Espectador.


El escándalo del DAS no cesa. Los organismos judiciales investigan, pero entre tanto continúan las revelaciones. El gerente de la campaña del presidente Uribe en el Magdalena tuvo que renunciar. Aparecen cheques. Un senador electo está en problemas. El ex secretario general del DAS rompe su silencio. El director, Andrés Peñate, defiende la institución. Informe Especial.

El 3 de junio de 1986 fue abierta en el Banco de Crédito y Comercio de Colombia la cuenta corriente 005-21826-8, que fue registrada a nombre de Carlos Martínez Hernández, con autorización para girar cheques a nombre de Raúl Mejía. La cuenta fue cancelada el 18 de noviembre del mismo año, pero sólo fue importante para las autoridades judiciales porque de ella salió el cheque con que se pagó el magnicidio del director de El Espectador Guillermo Cano Isaza.

En esa época la investigación determinó que el verdadero administrador de la cuenta era Luis Carlos Molina Yepes, amigo de infancia de Pablo Escobar Gaviria. Por esa razón, Molina Yepes fue vinculado a la investigación y condenado en dos instancias a 16 años de prisión. Aunque estuvo detenido en 1988, se fugó de las instalaciones del DAS en Medellín. Fue recapturado en febrero de 1997 y permaneció en prisión hasta 2004, es decir, purgó sólo seis años de prisión.

Diecinueve años y cuatro meses después del asesinato de Guillermo Cano, el aludido pero ya libre Molina Yepes vuelve a trascender. Pero esta vez a raíz del escándalo del DAS, porque de la misma cuenta 005-21826-8 de la que salió el dinero para el magnicidio del director de El Espectador , se giraron también cinco cheques para Raúl Montoya Flórez, coordinador de la campaña del presidente Uribe en el Magdalena en 2002, y quien acaba de renunciar a la misma misión en la actual campaña.

La primera referencia al empresario Montoya Flórez y su relación con el pagador del crimen de Guillermo Cano provino de las autoridades de policía, que 24 horas después de la recaptura de Molina Yepes en 1997, lo referenciaron como otro de sus socios investigado por las autoridades. De hecho, desde 1988, Molina Yepes, entre sus múltiples ocupaciones esgrimidas como defensa de sus actividades, expresó que era “distribuidor exclusivo de Aguardiente Antioqueño para el Magdalena”.

Por la misma época, Raúl Montoya Flórez ya era un próspero comerciante, y precisamente manejaba a gran escala el negocio de la distribución y venta de licor. Es más, el 27 de febrero de 1988, ante un juez de instrucción criminal, Molina Yepes, al ser interrogado sobre los distintos destinatarios de sus incontables cheques, manifestó literalmente: “A ninguno lo conozco, a excepción de Raúl Montoya, que es un amigo mío. Debe ser que le compré algunos dólares”.

Además, durante la misma diligencia a Molina, no sólo aceptó que en su casa de cambio se movían transacciones diarias hasta por US$350.000, sino que al ser indagado por la compra de obras de arte originales durante un remate en la Corporación Amor al Niño, expresó: “ese día también estuvo rematando un amigo mío de nombre Raúl Montoya (...) Actualmente yo tengo en mi casa cuadros y Raúl Montoya que tiene una galería de arte en Miami creo que tiene otros”.

Montoya Flórez nunca fue investigado por el magnicidio de Guillermo Cano Isaza y apenas ahora se conoce su relación de cercana amistad con Molina Yepes. Una relación tan significativa que entre los cheques indagados por las autoridades durante la investigación por el crimen del periodista aparecieron cinco (ver facsímiles), por valor total de $56 millones, que fueron girados a Raúl Montoya, todos entre julio y noviembre de 1986. Una suma que a precios de hoy podría superar los $1.000 millones.

Según el certificado de existencia y representación legal expedido por la Cámara de Comercio de Santa Marta, la firma Licores Cañamar se formalizó en Santa Marta hacia octubre de 1988 y su participación actual es del 80% en la empresa. En septiembre de 2002 constituyó una nueva compañía, Licores del Magdalena S.A., donde también es el accionista mayoritario. Hoy es el más grande empresario de distribución de licores en el Magdalena.

El nombre de Raúl Montoya trascendió a raíz de las acusaciones del ex jefe de informática del DAS, Raúl García, que lo relacionó como el financista de la campaña presidencial de Uribe en 2002. Sin embargo, el propio Presidente salió en su defensa y lo calificó como “un señor muy correcto” (ver recuadro). Aún así, el diario El Nuevo Herald de Miami reveló el pasado 20 de abril que Raúl Montoya Flórez se había quedado sin visa a Estados Unidos por “sombríos episodios”.

Trascendió que tuvo relaciones con Luis Vásquez, un procesado por lavado de activos y conspiración para delinquir en 1992, y con los hermanos barranquilleros Mario y Giovanni Lignarolo, procesados en 1988 por lavado de activos. Raúl Montoya Flórez, quien ayer renunció a su cargo en la campaña en el Magdalena, tuvo millonarios negocios en la Florida, pero contra él no existe ningún proceso ni en Colombia ni en el exterior. Sólo hay extraños cheques y un pasado que parece que no perdona.

Los conceptos del presidente álvaro Uribe

Una vez se conocieron las revelaciones sobre el caso del DAS, el presidente álvaro Uribe hizo la siguiente declaración a la prensa acerca de Raúl Montoya Flórez: “Y ahora entonces le van a quitar legitimidad a este Gobierno cambiando a don Raúl Montoya, un hombre honesto que vive en Santa Marta, por Diego Montoya, un narcotraficante. Hombre, no hay derecho que pongan a los colombianos a leer unas revistas importantes en Semana Santa que violan la Constitución, que violan el derecho a la intimidad y al buen nombre de las personas, que le cambian al ciudadano el nombre que ha tenido, reconocido como el nombre de una persona honesta, por el nombre de un narcotraficante, para hacerle semejantes imputaciones. A mí me da hasta pena con don Raúl Montoya. Pregunten ustedes en Santa Marta quién es don Raúl Montoya”.

La carta de Raúl Montoya

En carta dirigida al gerente de la campaña presidencial, Fabio Echeverri Correa, el empresario Raúl Montoya Flórez presentó renuncia irrevocable a su cargo en estos términos: “Debido a los últimos acontecimientos conocidos por usted, quiero ratificarle que en mi contra no cursa ningún tipo de proceso ni en Colombia ni en el exterior. La no aprobación de una visa no se puede convertir para los colombianos en un certificado de buena conducta, ya que muchas personas de bien no la poseen, contrario a muchos otros que la tienen y no la merecen. Con el fin de no causar daño a la campaña del señor presidente álvaro Uribe Vélez, a quien en mi condición de ciudadano común seguiré apoyando irrestrictamente, presento ante usted renuncia irrevocable”.

[Fuente: El Espectador, Bogotá, Col, 21abr06]

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