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03sep08


¿Neo “paras”?


Anuncia el Ministerio del Interior que se propone ejecutar una gran reforma, consistente en que quienes están escoltados por el DAS, sean custodiados por empresas privadas dedicadas a la seguridad. Pésima y peligrosa noticia.

Cierto es que un organismo civil de inteligencia como el DAS, no debería ocuparse de cuidar a nadie sino de realizar labores de inteligencia. Pero lo que no se entiende es por qué la opción de la seguridad privada, en vez de ordenarle a la Policía que custodie a quienes protege el DAS.

El mensaje de entregarles la seguridad a entes privados fue lo que hizo posible el paramilitarismo en Colombia. Con la excusa de proteger la vida, honra y bienes, muchos colombianos creyeron que era lícito sustituir las fuerzas legítimas del Estado, y ese experimento siniestro terminó siendo una cascada sangrienta que aún no termina. Parecería como si el tambaleante Valencia Cossio no recordara a los Castaño, a Mancuso, a ‘Jorge 40’, a ‘H.H.’ y a otros jefes paramilitares.

Mala decisión la que se nos anuncia, tanto más cuanto que en los últimos días supimos de una empresa privada llamada paradójicamente Control Total, que ejerce una multitud de tareas propias de entes públicos, la cual se ha visto envuelta en un gigantesco escándalo, porque su gerente, Felipe Sierra, está sindicado de tener contactos con el paramilitar ‘Don Mario’. Eso ya provocó la caída del Director de Fiscalías de Antioquia, y muy pronto la de su hermano, Fabio Valencia Cossio, el ministro de la política que insiste en implantar seguridad privada, en un gobierno que pregona la Seguridad Democrática.

A quienes creemos que la fuerza legítima solamente puede ejercerla el Estado, nos asombra que sea precisamente el Ministro que tiene enredado su futuro por las peripecias de una empresa privada de vigilancia que se puso al servicio de la delincuencia en Medellín, al que se le ocurra ofrecernos como solución más entidades particulares de protección, en vez de ordenarle a la Policía que cumpla su deber. Si el DAS no puede, la Policía sí debe.

El país que supuestamente enfrentó el paramilitarismo no debería aventurarse en repetir ese perverso período de nuestra historia sino en ofrecer a quienes tienen riesgos, el ser protegidos por la Policía, ya que no hay forma de vivir sin escoltas. Difícil entender cuál ha sido el avance de la Seguridad Democrática que reclama airadamente Uribe, si quienes andan escoltados van a tener que seguir en custodia privada.

Nos dirá el Gobierno que las empresas de escoltas privados que sustituirán al DAS para proteger a los 500 personajes que no pueden salir solos a comprar un tinto, serán sometidas a severo control y vigilancia. Lo mismo prometieron con las autodefensas, y florecieron sin dios y sin ley.

Lo que estamos presenciando no es el declive de la guerra sino su recrudecimiento. Para muestra, el extraño y cobarde atentado contra el Palacio de Justicia en Cali, inexplicablemente desprotegido por la Fuerza Pública, no obstante que funciona 24 horas al día. Ahora sólo falta que ese edificio tenga que ser cuidado por jueces y fiscales indefensos, o por más escoltas privados.

[Fuente: Por Ramiro Bejarano Guzmán, El País, Cali, 03sep08]

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