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30sep14


Secuestro de Jineth Bedoya, delito de lesa humanidad


Catorce años después de haber sido secuestrada, torturada y abusada por un grupo de paramilitares, la Fiscalía declaró como crimen de lesa humanidad el expediente de la periodista del diario El Tiempo Jineth Bedoya. El 25 de mayo del año 2000, cuando se desempeñaba como reportera de El Espectador, fue plagiada en la cárcel La Modelo de Bogotá por órdenes de los hoy extintos comandantes de las autodefensas Miguel Ángel Arroyave y Ángel Custodio Gaitán. El encargado de ejecutar el macabro plan fue Mario Jaimes Mejía, alias El 'Panadero'.

Precisamente, la reciente decisión quedó consignada en la resolución de acusación que profirió el pasado 26 de septiembre un fiscal de Derechos Humanos contra el 'Panadero', en la que resolvió: "recabar en la declaratoria de crimen de lesa humanidad el caso de Jineth Bedoya Lima hecha por el fiscal general de la Nación, Eduardo Montealegre con fundamento en los presupuestos fácticos, probatorios y jurídicos, expuestas por esta fiscal delegada a través de la decisión del 10 de septiembre de 2012, para tenerlo como tal".

Y es que durante años, la periodista denunció la barbarie pero pocos resultados se dieron en las investigaciones. Sólo fue hasta hace dos años que el ente investigador dictó medida de aseguramiento contra el 'Panadero' y otros dos paramilitares: Jesús Emiro Pereira Rivera, alias 'Huevoepisca', y Alejandro Cárdenas Orozco, alias 'JJ'. Este último confesó su participación.

Pero antes de esta situación, Bedoya tuvo que acudir a instancias internacionales. En 2011 presentó su denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), que tres años después, el 30 de julio de 2014, aceptó estudiar el caso. Sin embargo, tras la más reciente decisión de la Fiscalía, se iniciará el juicio contra 'El Panadero', el hombre que desde la cárcel La Modelo de Bogotá, por orden de los extintos comandantes paramilitares Miguel Ángel Arroyave y Ángel Custodio Gaitán, ejecutó el macabro plan.

Todo nació después de que Bedoya, junto a un grupo de periodistas de El Espectador, denunciará las irregularidades en temas de violación de derechos humanos y tráfico de armas al interior de La Modelo. "Revelando un oscuro negocio vigente en ese soterrado mundo: el negocio del tráfico de armas; publicaciones en las que dejaba muy mal parada la imagen de las autoridades penitenciarias del Estado colombiano así como también de la Fuerza Pública encargada de la custodia externa de la cárcel, haciendo evidente la connivencia que existía entre las autoridades respectivas del Estado, en ese contexto, con el grupo organizado ilegal (…) Eran estos los hechos investigados los que precipitaron la ocurrencia de los sucesos materia de esta investigación, de los que funge como víctima. Ella con sus publicaciones, prendió las alarmas", se lee en la resolución de acusación.

"A Jineth había que sacarla de en medio; ella era un estorbo para la consecución de estos propósitos criminales (…) es a partir de allí, cuando la organización ilegal paramilitar que se había conformado con los reductos privados de su libertad y operaba desde la cárcel, empieza a fraguar un macabro plan criminal", puntualizó la Fiscalía. Las autoridades señalaron que en el patio de alta seguridad de La Modelo se desarrolló, días antes del secuestro, una reunión que fue convocada por Arroyave y Gaitán y en ella "participaron desde su inicio alias 'El Panadero', Juan De Jesús Pimiento, alias 'Juancho Diablo', José Enrique Osorio, alias 'Carracas', George Paredes Rojas, alias 'Pablo', Jhon Jairo Polo, alias 'Águila', y Luis Alberto Medina Salazar, alias 'Cristo Malo' o 'Negro Julio, quien hacía parte del Comité de Derechos Humanos de esa organización".

Ese día Jineth Bedoya fue declarada objetivo militar. Fue entonces que una serie de amenazas llegaron hasta El Espectador. La periodista decidió entonces buscar la forma de entrevistarse con los comandantes paramilitares y envió a un emisario para que les entregara una de sus tarjetas de presentación. "Para aclarar su situación frente a ellos envió con el mensajero diario de nombre Julio Vicente Ruiz Rodríguez, quien tenía a un hermano preso en el patio 5 de la Cárcel, su tarjeta de presentación personal en donde estaba el número de su teléfono celular, esa tarjeta fue entregada a Ariel Ramiro Garzón Franco, encargado de la seguridad de Mario Jaimes Mejía", indicó la Fiscalía, que agregó que esta fue la oportunidad de oro para planear el crimen.

Bedoya fue citada entonces a las 10:00 a.m. para ese 25 de mayo en la cárcel. Ella llegó junto a otro periodista, un fotógrafo y el conductor. Esperó durante 25 minutos a las afueras de la cárcel para que le dieran boleta de entrada. Cuando le avisaron que ya se había autorizado su ingreso, su compañero fue a buscar al fotógrafo que estaba a una cuadra. "En ese tiempo en el que ella se encuentra sola, es abordada, primero por una mujer que le preguntó si ella era periodista y mientras hablaba con esta señora, un hombre se le acercó por el lado izquierdo, la sujetó por el brazo, apuntándole con una pistola, sintiéndose en esos momentos mareada, pero percatándose que era conducida a pie por parte de ese sujeto hacia una bodega muy cercana a la cárcel donde esperaban dos hombres más", relató la Fiscalía.

"Estando allí en la bodega es vendada, ultrajada, fuertemente golpeada, la halan por los cabellos, la obligan a sentarse y es tratada con palabras soeces e irrepetibles y la interrogan (…) Es amordazada; es atada de pies y manos e introducida en una camioneta de vidrios oscuros y se la llevan rumbo vía Villavicencio, Meta. Y con ella los tres hombres. El vehículo se detuvo en un una finca, luego los hombres regresan a la camioneta y allí es abusada sexualmente por sus captores (...) Posteriormente, y mientras iba conduciendo, el conductor de la camioneta recibe la contraorden de liberarla inmediatamente, y entre las 7 y 8 de la noche de se mismo día, es abandonada por la vía a la terminal de transporte, a las afueras de la ciudad de Villavicencio". Así describió la Fiscalía los sucesos.

'El Panadero', quien nunca confesó su participación en los hechos -ni siquiera en Justicia y Paz- tendrá que enfrentar un juicio por los delitos de secuestro, tortura y acceso carnal violento. Aún queda mucha tela por cortar; sin embargo, el epílogo de esta tragedia se comienza a escribir, porque los victimarios de Bedoya empezarán a responder por sus acciones gracias a la declaratoria de este crimen como delito de lesa humanidad.

[Fuente: El Espectador, Bogotá, 30sep14]

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