Muertos en Falsos Enfrentamientos
23 de Agosto de 1984

MARIO LAGOS RODRÍGUEZ

Mario nace en Chillan, el 15 de enero de 1950, hijo de Pedro José Lagos Pereira y de Yolanda Rodríguez Hormazábal. Tiene un hermano, Antonio, tres años mayor que el. Su madre recuerda: "..Antonio era reflexivo, estudioso, tranquilo. Un intelectual. Mario era la otra cara de la medalla: juguetón, revoltoso, aventurero, con muchos amigos, independiente. Antonio era más casero..."

Desde pequeño, Mario era un entusiasta de la música y llegó a dirigir el coro de su curso. Estudiaba entonces en una escuela de Victoria, ciudad del sur de Chile, donde pasó gran parte de su niñez. En 1964 la familia se traslada a Santiago y Mario hace la enseñanza secundaria en un Liceo de Maipú y más tarde en una Escuela Industrial, en tanto que Antonio estudiaba en la Escuela Normal. Desde muy jóvenes ambos participan en las organizaciones estudiantiles de sus diferentes escuelas y pronto comienzan a militar en el MIR.

Posteriormente y con el triunfo del Gobierno de la Unidad Popular, Mario abandona sus estudios para dedicarse por entero a las tareas partidarias. Su frente fue el sector sindical; participa activamente en el FTR (1) y contribuye a la organización de los cordones industriales; cimientos de poder popular del período pregolpista. Se había casado a los 20 años y vivía junto a su mujer y su primer hijo cerca de su madre en el barrio Recoleta. Por esa época trabajaba en Cristalerías Chile. Al producirse el golpe militar es buscado intensamente por la policía política. Abandona el trabajo y logra sortear momentáneamente la represión. A comienzos de 1974 es detenido por la DINA (2) junto a su hermano. Es procesado y condenado a 6 años de reclusión. En 1976, luego de 1 año y 11 meses de detención se le conmuta la pena por extrañamiento, viajando a Alemania Federal junto a su esposa e hijo.

El exilio para Mario fue sólo algo transitorio. Nunca dudó de la necesidad de regresar a Chile. En 1979 un hecho doloroso lo reafirma en sus convicciones: Antonio, su hermano mayor, a quién lo unía un cariño entrañable, muere en un enfrentamiento con los servicios de seguridad chilenos defendiendo la retirada de otros militantes de su partido. Muy afectado por esto, escribe algunos versos dedicados a su hermano:

A tí, que te aceró el viento de la pampa,
el fondo de la mina,
y los montes húmedos del sur
una noche te regaron como espiga...

Allí, de cara al cielo
empuñaste el hierro contundente del amor,
te quedaste a cubrir la retirada,
para que la vida continuara
en los ojos de otros compañeros...

Qué decirte
amigo, hermano, compañero,
si aún no han nacido los poetas
que entonen el canto de tu ejemplo
y yo, soy uno más en el camino..."

Mientras vive en el exilio escribe regularmente a su madre quién lo recuerda como ' un hijo cariñoso, atento, siempre preocupado de mi situación económica, ayudándome. en la medida de sus posibilidades..." Mario contó siempre con el apoyo y comprensión de su madre y esa confianza que ella le tenía lo fortalecía mucho. Así lo manifiesta en uno de sus poemas:

'Madre, no llores si mis ojos un día
no se abren
recuerda que tus partos dieron
sentido a nuestras vidas,
aquellas que regaste con aguas cristalinas
con objetivos realizables.

No, no te permitas un momento de dolor,
hay muchos que reemplazan a los caídos
y en el horizonte, ya se distribuyen los brotes,
sembrados por las manos que se fueron..."

Regresa a Chile clandestinamente en 1981 formando parte del grupo guerrillero de Neltume y es uno de los sobrevivientes. Sus compañeros de trabajo lo recuerdan "como un joven serio, vital, cálido, su rostro trasmitía el cúmulo de experiencias del militante revolucionario formado. La experiencia de Neltume lo había acerado.." Por aquella época escribe:

"La sangre roja de los caídos no ha cuajado,
recorre fresca los campos y ciudades
de mi Patria
la acompaña el negro luto de mi pueblo..."

Al momento de ser asesinado vivía en Concepción junto a su compañera quién en ese entonces se encontraba embarazada. No alcanza a conocer ese hijo esperado día a día y para quién escribe estas palabras:

"Quiero mirar tus entrañas amor.
Buscar el hijo nuestro y vivir,
verlo sonreír como tu ríes,
besar sus ojos en los tuyos.
Amada,
agua pura cristalina,
vertiente nacida en oriente,
será hermoso como tú eres,
tendrá tus ojos que me miran..."


Notas:

1. Frente de Trabajadores Revolucionarios.

2. Dirección Inteligencia Nacional.


Editado electrónicamente por el Equipo Nizkor- Derechos Human Rights el 18mar02
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