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05ago12


El Gobierno no nos ha derrotado todavía


Domingo Nogales acaba de volver del chaco y descansa en su hamaca. Es un hombre grande, con fuertes músculos en los brazos labrados a fuerza de blandir el machete en el campo y arrear vacas, y está convencido de que el Gobierno no logrará entrar con su consulta a Nueva Galilea, la segunda población que uno encuentra cuando comienza a navegar por el Sécure desde su desembocadura en el Isiboro.

"No estamos derrotados todavía", dice Domingo, de 37 años. "Nosotros no necesitamos carretera. En los ríos están nuestras vías. Más bien deberían hacer la vía San Ignacio-Trinidad, esa es la que nos hace falta", reclama.

Pese a eso y a que la posta de salud de la comunidad amenaza con derrumbarse, Domingo dice que están bien, que la naturaleza les ha enseñado a vivir.

Unos 50 metros más allá está la casa de Benigno Noza, el corregidor de Nueva Galilea. Es casi un milagro encontrarlo. Es el primer día que está en su casa desde finales de abril, cuando salió con su mujer rumbo a la marcha indígena. Ahora está acomodando una radio para poder comunicarse con el mundo desde la boca del Ichoa, hasta donde navegará para montar una vigilia que impida a las comisiones del Gobierno, que bajan el río desde Chapare, realizar la consulta sobre la carretera.

Noza se queja de la pasividad de algunos corregidores: "Piden que vayan los dirigentes y ellos no son capaces de parársele al Gobierno".

A Benigno le ha bastado un día para enterarse de todos los chismes del Sécure. Sabe por una maestra que hay comunidades donde le han instruido a los profesores que hagan firmar hasta a los niños los documentos de la consulta para así hacer aparecer a más gente que está de acuerdo con la carretera. Cuando se le pregunta el nombre de la docente que hizo la denuncia, dice que no puede decirlo porque, al igual que las enfermeras, tiene miedo de perder su pega. "Eso es sentirse incapaz, helay. Hay mucha gente que por miedo a quedarse sin trabajo está al lado del Gobierno, porque no se siente capaz de agarrar un machete y ponerse a trabajar en el chaco".

Claudio Vargas bajó hasta el puerto de Paraíso a llevarse plantas de tomate para sembrar en su huerta. Es hermano de Fernando Vargas, el presidente de la Subcentral Tipnis, y deberá caminar una hora de vuelta a su comunidad. Allá hay una laguna, unas 12 familias que usan un arroyito para llegar al Sécure en época de lluvia. Ahí tampoco permitirán que ingrese la consulta y exigirán que primero solucionen el problema de límites entre Beni y Cochabamba si quieren hablar de carretera. "Imagínese, ahora dicen que Santísima Trinidad es de Cochabamba. Por más que esté rodeada de cocaleros, sigue siendo Beni", reclama.

Donde se juntan el Isiboro y el Sécure está Santa María, una comunidad donde ha llegado la voz de Evo Morales a través de la radio. Es 2 de agosto y el presidente ofrece tierras en el oriente que se han recuperado en el saneamiento. Lo escucha Matilde Nogales, que, pese a que tiene un polera que proclama a Jessica Jordan como Gobernadora, asegura que nunca votó por el MAS.

"No votamos porque había que ir hasta Gundonovia y no quisimos", cuenta. Por eso tuvo algo menos de qué arrepentirse. Matilde parió 11 hijos y a uno de ellos lo llamó Rosauro. Él le regaló una nieta el 23 de diciembre del año pasado, a la que le puso de nombre Karen Yesenia. Una niña sanita, hermosa, que murió a finales de junio, en La Paz, cuando la novena marcha llegó. "Por eso no estoy de acuerdo con la consulta", cuenta, al borde del río.

Un kilómetro más abajo está Rosauro, junto a su mujer y a su hermano.

Mientras estuvo en la marcha, el río le llenó de palos lo que era su chaco, por eso este año no tendrá que buscar leña y podrá construir una nueva casa con los troncos de ochoó que le regaló el agua. Uno de los palos más delgaditos será para el izamiento de una bandera de patujú, una parecida a la que envolvió a Karen Yesenia antes de meterla al cajón. Rosauro ruega porque la consulta no llegue a su comunidad, porque la paren en Gundonovia, ya que él no les permitirá entrar.

"Si entran, la muerte de mi hija habrá sido en vano", dice.

La reserva ya no es virgen; el tigre aún caza gente y animales

Benigno Noza volvió tarde para todo. Los tres meses que estuvo fuera de Nueva Galilea para defender su territorio, cinco de sus seis perros se murieron. "Se los comió el tigre", dice y suena a mentira, a exageración de beniano, pero no lo es. El Tipnis no es virgen, pero aún no lo han tocado ni poblado lo suficiente como para que los tigres se hayan extinguido.

Benigno dice que ha estado tantas veces frente a estos animales que ya sabe cuándo van a atacar. "Cuando los perros están peleando con él hay que tratar que no lo vea a uno, porque no le importan los perros y se viene detrás de uno", aconseja. Cuenta que hace un par de años un tigre se llevó a un vecino, que, cansado de navegar, había hecho pascana en un playón del Sécure. Por encima del mosquitero, el felino lo mordió en el brazo y lo arrastró hasta el monte.

"Acá me iba a dejar sin chanchos. Me mató a las tres hembras más grandes y se llevó a una. Era una 'tigra' que tenía dos cachorros y tuve que cazarla. La hice seguir con mis perros y la encontré cerca del curichi, encima de un árbol. Le disparé con un salón 22 en el 'codillo' y no le hice nada", dice. Bajó, peleó con los perros y se subió a otro árbol y ahí Benigno le acertó en el cuello y la mató.

Para probar que lo que cuenta es cierto, le pide a la mujer que traiga el cráneo de la tigresa.

Matilde Nogales dice que no solo sale el tigre, sino que sale por donde le da la gana y se lleva los guachas. "Es como Evo, viene y se lleva lo que quiere sin preguntar a nadie", dice, entre risas.

Eso no es nada. El profesor Alcibiades Cuéllar cuenta que los yuracarés creen en los hombre-tigres. "Tenía un compadre que vivía en Los Puentes del Mamoré y juraba que una viejita se había convertido en tigre y se había comido sus gallinas. '¿Cómo sabe usted, compadre?', le pregunté. ' Por la huella, compadre, la pata de la 'tigra' y la de esa vieja son igualingas, pero le voy a poner un chancho mediano y la voy a esperar para matarla', me respondió".

[Fuente: Por Pablo Ortiz, Gundonovia, El Deber, Santa Cruz de la Sierra, 05ago12]

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