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29ago11


La marcha prueba lo plurinacional


Movilización. Los 34 pueblos de tierras bajas se juegan en el Tipnis la preservación de su modo de vida

La falta de consulta del trazado de una carretera que atraviesa el corazón de un territorio indígena pone en duda el carácter plurinacional del Estado boliviano, daña la imagen del presidente Evo Morales como líder internacional de los pueblos indígenas y de la protección de la madre tierra y propicia la emergencia de los pueblos indígenas del oriente boliviano como un actor político que no necesita padrinos.

Esas fueron algunas de las conclusiones del análisis de Osvaldo Peredo, exconcejal del MAS; Alcides Vadillo, director regional de la Fundación Tierra, y Gustavo Pedraza, director de la Fundación Democracia Multipartidaria de Bolivia. Reunidos en un conversatorio, Peredo fue el primero en ‘abrir fuego’. Luego de aclarar que considera al Gobierno del MAS como suyo, recordó que los indígenas de tierras bajas fueron los primeros en plantear los postulados que hoy hacen histórico el proyecto político del MAS (plurinacionalidad, autodeterminación y territorialidad) a través de la marcha de 1990.

Señala que en el MAS reina el desconocimiento de la historia del oriente boliviano, lo cual lleva a cometer errores, como oponerse a la autonomía o afirmar que el proceso de cambio comenzó con la Guerra del Agua y no con la Marcha por la vida y la dignidad de 1990. Esto configura errores estratégicos que amenazan todo el proyecto político. Recordó que el indígena de tierras bajas siente la necesidad de defensa de su hábitat, porque es parte de él.

Vadillo, por su parte, mostró un mapa de deforestación que demuestra que no sólo el Tipnis está siendo devorado por los cocalero, sino también que es parte de una de las últimas fronteras agrícolas en pie ante el avance de colonizadores.

El abogado, que fue director del INRA, recordó que los problemas de tierras entre indígenas de tierras bajas y colonizadores (principalmente de etnia aimara y quechua), se repiten en todo el país, desde el norte de La Paz hasta el Chaco de Tarija.

En el Tipnis, sin embargo, ya están produciendo etnicidio por asfixia. Las comunidades de San Juan (40 hectáreas), Santa Rosa (37 hectáreas) y Limo (10 hectáreas) se han quedado sin tierra frente a los colonos, se han convertido en cocaleras y han dejado su organización a través del cabildo indígena para unirse a los sindicatos cocaleros: “Eso es etnicidio”, dijo Vadillo.

Añadió que los indígenas de tierras bajas creen que en el Tipnis no solo se juega el destino de un parque, sino de todas sus Tierras Comunitarias de Origen y de su forma de vida. Además, los campesinos conceptúan las TCO como los nuevos latifundios.

A esto se suma que políticamente los indígenas de tierras bajas siguen pesando poco, no participan de la administración del poder gubernamental y en lugar de las 34 bancas en Diputados que pedían se quedaron con siete. En la conversión de municipios a autonomía indígena, ninguna de las 190 TCO alcanzó dicho estatus.

Para Vadillo, los efectos políticos de todo esto es el alejamiento de los pueblos de tierras bajas del MAS, lo que lleva a un acercamiento oportunista de la oposición, que en lugar de ayudar perjudica. También ha terminado con lo indígena como elemento de confrontación ideológica entre autonomistas y centralistas, además de deteriorar la imagen del presidente en el marco internacional. Finalmente, la marcha por el Tipnis despierta simpatía en la población hacia los indígenas y crecerá más en la medida que las agresiones y acusaciones del Gobierno aumenten.

Pedraza, que fue ministro de Desarrollo Sostenible de Carlos Mesa, recuerda que la plataforma política de empoderamiento del MAS fue el tema de la tenencia de tierra y ahora, en la tenencia del poder, no ha logrado satisfacer las demandas de su base social (campesinos y colonizadores aimaras y quechuas). Sin embargo, el resto de los 34 pueblos asociados en la Central Indígena del Oriente Boliviano (Cidob), que representa el 3% de la población, ha logrado titular 20 millones de hectáreas como TCO. Así por ejemplo, el pueblo guaraní es dueño del territorio de donde sale el gas que se exporta a Brasil y Argentina, de cuyos pago vive el país.

Considera que el conflicto se ha agudizado porque los intereses de los indígenas de tierras bajas son incompatibles con las demandas con los de tierras altas. Además, con la conversión de las TCO en Territorio Indígena Originario Campesino, se abre una puerta para que los campesinos y colonizadores ingresen a las actuales tierras indígenas. Hasta el momento, según Pedraza, el MAS ha sido más leal con los indígenas de tierras altas, que representan el 55% de la población. Esto, en los últimos meses, ha llevado a la irrupción de los indígenas de tierras bajas como fuerza política propia, sin padrinos y que prescindiendo de su alianza con el MAS ha logrado hacerse de las presidencias de las asambleas legislativas departamentales de Santa Cruz y Tarija.

Ya en la marcha, los intentos del Gobierno por asfixiarla quitándole la provisión de alimentos o el espionaje a través del rastreo de llamadas, han terminado por dañar el prestigio del Ejecutivo. Con ello, Pedraza considera que el que más ha hecho daño a la imagen de Evo, es el mismo Evo y ya no podrá ir por el mundo como el defensor de los derechos indígenas y de la madre tierra.

Así como Peredo considera que los efectos de la marcha ponen en riesgo el proyecto político, Pedraza opina que está en juego el alma del proyecto de Estado plurinacional, ya que no se puede hablar de este concepto, cuando se ignora la demanda y los derechos de 34 de las 36 naciones del Estado.

Muestra la categoría de ficción
Fernando Mayorga / Sociólogo

Este conflicto demuestra que el Estado plurinacional, el concepto, se lo está haciendo en el camino y que recién se están definiendo sus características. El diseño constitucional no especifica cómo se materializa la relación entre el Estado y la plurinacionalidad, entre el Estado y los 36 pueblos indígenas.

La marcha indígena en defensa del Tipnis es un síntoma de la construcción estatal, no un fracaso, aún. El tema es que el Estado plurinacional es un enunciado, con esto se está poniendo en tapete algo que se está definiendo sobre la marcha: el punto de equilibrio para dirimir entre lo que se podría definir ‘el interés general’ del Estado o del país, que corresponde al Gobierno central, regional y a los municipios, y los derechos colectivos de los pueblos indígenas, que tienen sus prerrogativas en las TCO. El problema aquí es quién decide. Ninguno de estos actores por sí solo puede decidir.

Esto también pone en evidencia la ficción jurídica que es el termino ‘pueblos y naciones indígena originario campesino’, que son el sujeto de la revolución democrática y cultural. Sin embargo, no hay un solo sujeto sociológico que cumpla con todos los ingredientes de esta categoría, por lo tanto, el que lo representa es el Estado y al él le reclaman que haga respetar sus derechos. Pero esto no hay que reducirlo a un enfrentamiento entre indígenas y colonizadores. Acá lo que está en escena es el Gobierno tratando de dar respuestas a viejas tareas inconclusas: la vertebración del país y la cohesión social. Son los mismos problemas que enfrentó la revolución del 52.

Escenarios de solución

Alcides Vadillo/Dir. Reg. Fundación Tierra

En términos concretos, la solución se dará a través de un diseño que pase por un lado del Tipnis. El Gobierno está frente a una encrucijada en la que no le queda otra que cambiar la ruta. Esto deja abierto un tema de discusión: cuál es el modelo de desarrollo y de Estado plurinacional que nos plantea el Gobierno. Las heridas están hechas y se verá si es una ruptura definitiva o puede haber recomposición. Esto se manejó con la misma torpeza que la capitalidad en Sucre.

Osvaldo Peredo/ Exconcejal por Santa Cruz

Con el proyecto Mutún, Bolivia va camino a convertirse en una potencia regional de la metalurgia. En lugar de hacer un camino que parta en dos al territorio, se podría construir un tren de alta velocidad que lo bordee. Además, recordó que una carretera puede destruir la forma de vida de los indígenas. Puso como ejemplo lo que está sucediendo con el pueblo Guarayo, que tras la apertura de la carretera Santa Cruz-Trinidad han visto invadido su territorio y destruida su forma de vida.

Gustavo Pedraza/ Director de FDMB

Cambiar el trazado de la carretera. Establecer tiempos para efectuar la consulta previa en el territorio indígena. Crear un plan de mitigación de impactos ambientales y sociales. El monitoreo del plan debe estar en manos de indígenas. Crear un fondo de mitigación. Debe ser del 3 al 5% del costo final. Crear fondo fiduciario para financiar la gestión del Tipnis (TGE). Aprobar una ley para evitar asentamientos de colonizadores. Construir un fondo de desa-rrollo con la recaudación de los peajes.

Escenarios posibles de Fundación Unir

La carretera no se construye

Los indígenas se oponen al tramo 2, se registran enfrentamientos esporádicos entre indígenas y sectores afines al Gobierno, que intenta dividir a las organizaciones. Los indígenas llevan su demanda a foros internacionales y la ganan. La conflictividad aumenta y el Gobierno decide parar la obra. Las protestas indígenas tienen amplio apoyo de la población y de la comunidad internacional. La biodiversidad y la forma de vida queda menos expuesta, pero sigue la colonización y explotación de madera.

Se soluciona el conflicto mediante el diálogo

El diálogo se inicia y se conforma una comisión de alto nivel y se elabora una agenda y metodología. Se eliminan temas que puedan generar trabas y no sean parte del origen del conflicto. El Gobierno deberían presentar trazados alternativos y los indígenas deberían aceptar la realización del proyecto. Se debaten soluciones técnicas. Con esto, se cambia el diseño de la carretera, se transforma el conflicto y se logra una gestión sostenible del Tipnis. Se conserva la cultura de los habitantes.

La Carretera cruz el Tipnis

El trazado se mantiene, el Gobierno promueve el debilitamiento de la posición indígena, se generan acuerdos con disidentes indígenas y poblaciones beneficiadas. Los indígenas recurren a estrategias más violentas y se generan enfrentamientos. Con esto, se violan los derechos de los pueblos indígenas, se afecta la vida y el medio ambiente en el Tipnis, se abre paso al avasallamiento cultural de los pueblos.

Cifras

Etnias
34
son las representadas en la marcha indígena que partió de Trinidad hacia La Paz

Tierras tituladas
20%
del territorio nacional está en manos de los indígenas de tierras bajas

Hectáreas
100.000
fueron recortadas al Tipnis porque ya habían sido ocupadas por colonos

[Fuente: Por Pablo Ortiz, El Deber, Santa Cruz, 29ago11]

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