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15abr16


Tarija, una experiencia aleccionadora


El caso de Tarija es una pequeña síntesis de lo que ocurre a escala nacional. Por eso, es de esperar que logre afrontar con éxito sus actuales dificultades y que su experiencia sirva para hallar fórmulas útiles para todo el país

Hoy, 15 de abril, Tarija conmemora el 199 aniversario de la batalla de La Tablada, en la que los "montoneros" comandados por Eustaquio Méndez derrotaron al ejército realista.

Este año, como ya es habitual desde hace por lo menos una década, la fecha de su aniversario cívico encuentra a Tarija sin hallar la mejor manera de lidiar con una paradójica situación. Es que si bien es el departamento de Bolivia que más se benefició durante los años del auge del precio del gas, es también el que más dificultades ha tenido para ampliar la base de su economía, lo que lo condena a ser también el más vulnerable a los efectos negativos del fin de la bonanza.

Las cifras al respecto son muy elocuentes. Según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), las exportaciones de Tarija entre 2005-2014 -los años de la mayor bonanza- superaron los 25.000 millones de dólares, lo que convierte a Tarija en el principal departamento exportador de Bolivia, mientras que las importaciones apenas llegaron a los 5.000 millones, dejando un saldo comercial positivo de 21.000 millones.

Paradójicamente, y precisamente por lo extraordinaria que fue la riqueza que súbitamente comenzó a fluir sobre Tarija gracias al alza de los precios del gas, hoy es el departamento que más motivos tiene para ver con preocupación el futuro. Y lo es porque quienes durante los últimos años tuvieron en sus manos la administración de la fortuna departamental optaron por el fácil camino del despilfarro y muy poco hicieron para sentar las bases de una economía menos dependiente de la renta gasífera.

El resultado de ese desacierto es de lo más desalentador. En efecto, casi tan súbitamente como se inició la época de la bonanza, ha llegado la de las penurias y ahora Tarija tendrá que volver a los tiempos de la austeridad forzosa, sólo que ahora, a diferencia del pasado, con las expectativas de sus habitantes desmesuradamente multiplicadas.

Una ligera idea de lo que eso significa la dan las más recientes cifras, según las que tanto el gobierno departamental como los municipales afrontan dificultades para honrar las deudas adquiridas con proveedores de bienes y servicios, lo que tiene un efecto multiplicador negativo tan grande sobre el resto de la economía regional, como antes fue el positivo.

Las instituciones tarijeñas -tanto las del sector público como las del privado- están conscientes de la gravedad de la situación. Han propuesto por eso, al Gobierno central, un "plan de rescate financiero", cuyo principal pilar es la concertación de esfuerzos entre varias instituciones de los tres niveles de gobierno -central, departamental y municipal-, pasando por encima de eventuales discrepancias políticas.

Como es fácil comprender, el caso de Tarija, tanto en lo que a la bonanza como al fin de ella se refiere, es una pequeña síntesis del mismo fenómeno pero a escala nacional. Por eso, a todos conviene que Tarija logre afrontar con éxito sus actuales dificultades y que su experiencia sirva para hallar fórmulas útiles para todo el país.

[Fuente: Los Tiempos, Editorial, Cochabamba, 15abr16]

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