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22jun11

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En Bolivia, guaraníes y aliados superan un “modelo de humillación social”.


El Fondo de Inversión Itika Guasu marca pauta en Bolivia y América Latina, y también internacionalmente.

No obstante, y a pesar de que este precedente es un motivo de celebración, se impone una pausa para la reflexión: todo este esfuerzo casi da al traste cuando varias ONGs, organizaciones no pertenecientes a las comunidades indígenas y conocidas también como intermediarias, abandonaron a los guaraníes de la Itika Guasu en el momento más trágico de su largo conflicto con el gigante petrolero Repsol S.A. Lo que estaba en juego era de importancia vital cuando First Peoples Worldwide entró en contacto con la Asamblea del Pueblo Guaraní Itika Guasu (APG IG). Las comunidades guaraníes estaban en un “momento muy muy crítico”, dijo Antonia Macias, vice presidenta del Equipo Nizkor, la organización de derechos humanos que asesoró a la APG IG en los aspectos jurídico y financiero del acuerdo negociado y que daría pie al establecimiento del Fondo de Inversión Itika Guasu.

First Peoples ha llevado a cabo una campaña de bajo perfil para la financiación directa de comunidades indígenas, no de intermediarios que trabajan en nombre de los pueblos indígenas, sino de grupos comunitarios indígenas que con frecuencia, como en el caso de la APG IG, nunca antes han recibido apoyo financiero directo. Pero también, como en el caso de la APG IG, sus capacidades se revelan a la altura de las circunstancias una vez que obtienen los recursos para trabajar.

Un par de claras lecciones emergen del proceso de negociación que llevó al Fondo de Inversión Itika Guasu; una de cara al mundo de la filantropía, que Rebecca Adamson, fundadora y presidenta de First Peoples Worldwide expone del siguiente modo:

“El Fondo de Inversión Itika Guasu es un gran logro para todos”, dijo Adamson. “Con frecuencia escuchamos a los financiadores decir que no pueden financiar a los pueblos indígenas directamente porque carecen de capacidad. Pasar por alto capacidades y habilidades como las demostradas por los guaraníes de la Itika Guasu debieran llevar al mundo filantrópico a repensar sus propias capacidades y relaciones con las comunidades indígenas, porque ahí fuera hay muchas más experiencias exitosas como ésta”.

La otra lección es tanto para el mundo filantrópico como para el de la ONGs.

“Lo que hay que retener de esta experiencia es que ninguna ONG puede reemplazar a las autoridades indígenas”, dijo Gregorio Dionis, presidente del Equipo Nizkor, mediante un intérprete. “No hay que reemplazar nunca a las autoridades indígenas y hay que socializar siempre todo en el seno de la comunidad”.

Las empresas energéticas tienen motivo también para recordar este consejo. Repsol no entendió eso cuando comenzó el conflicto, que era continuación del ya existente con Maxus SA cuando esta empresa incursionó en la TCO Itika Guasu en 1997.

En 2006, tras años de confrontación que obligaron a varios bloqueos en los trabajos, la Asamblea del Pueblo Guaraní Itika Guasu aprobó una estrategia jurídica desarrollada por el Equipo Nizkor. Las operaciones de Repsol Bolivia S.A. habían violado la legislación aplicable a los Territorios Comunitarios de Origen en Bolivia y en base al derecho internacional podrían iniciarse procesos. Pero la legislación que rige para las TCO había permanecido en el olvido desde los años 50 y el caso internacional necesitaría de una larga discusión a nivel corporativo sólo para empezar. Así que el Equipo Nizkor, fundado en Madrid, asesoró con un conflicto a un horizonte de 10 años.

Pero en menos de la mitad de ese tiempo, la APG IG alcanzó un acuerdo con Repsol sobre el Fondo de Inversión Itika Guasu. La actividad financiera del fondo de 14,8 millones de dólares dio comienzo el 11 de marzo de 2011; los rendimientos de la inversión aportarán a las comunidades guaraníes de Itika Guasu servicios de salud, educativos y de vivienda, así como la financiación de proyectos productivos. “Es la primera vez que una empresa petrolera firma un acuerdo de esta naturaleza en Bolivia y en América Latina” dijo Never Barrientos, presidente de la APG IG.

Añadió que tendrá un impacto en las prácticas de la industria petrolera, y en la comprensión por parte del Gobierno boliviano del derecho consuetudinario indígena al amparo de la reactivación de las normas que regulan las TCOs.

Así pues, la importancia del acuerdo difícilmente puede ser infravalorada. Sin embargo, estuvo a punto de no concretarse. Documentos no revelados por el Equipo Nizkor dan testimonio de ello: otras ONGs con las que los guaraníes habían estado trabajando durante años les traicionaron. La fuente de financiación de las ONGs intermediarias estaba asesorando a Repsol en su respuesta jurídica a los guaraníes, al tiempo que los intermediarios aconsejaban a los guaraníes que desistieran de toda estrategia jurídica contra Repsol.

Peor aún. El apoyo temprano del exterior era importante cuando Repsol entró por primera vez en el territorio guaraní Itika Guasu. En cambio, a medida que avanzaba el diálogo con Repsol, se hacía crítico el hecho de que ONGs externas a la organización indígena interferían en los procesos de toma de decisión de la comunidad. No obstante, a medida que los guaraníes de la Itika Guasu seguían su camino y entablablaban las negociaciones con Repsol, al tiempo que emprendían una estrategia jurídica contra la empresa, los intermediarios se resistieron a la autoridad indígena y se dedicaron a sembrar discordia, incluso cuando un acuerdo guaraní con Repsol devenía factible. Se mostraron “bastante dañinos en algunas ocasiones y a veces... incluso llegaron a suponer un riesgo para los derechos de propiedad colectivos de la Itika Guasu”, según la APG IG.

Finalmente, con un acuerdo negociado y en consideración por parte de todas las comunidades guaraníes que componen la Itika Guasu, las ONGs intermediarias retiraron su asistencia a la APG IG. La APG IG carecía de los recursos con que financiar los procesos de toma de decisión de las 36 comunidades dispersas por la Itika Guasu. Su aparente falta de capacidad a estos efectos, bien conocida de las ONGs intermediarias y de las fuentes de financiación de éstas, haría prácticamente imposible la consecución de fondos por parte de la organización indígena a corto plazo. Como sujetos de una economía de subsistencia, los guaraníes carecían de ingreso alguno, y las ONGs intermediarias esto lo sabían bien también. Equipo Nizkor estaba ya haciendo frente a todos los gastos de análisis y preparación ligados a la estrategia jurídica, así como algunos gastos de atención médica de miembros de la APG IG.

“Desde el punto de vista económico era imposible”, dijo Macías. “Nos encontrábamos ante una situación verdaderamente humillante y contra toda ética, un modelo de humillación social para mantener a la Itika Guasu en un estado denigrante. En resumidas cuentas, esto permitía a las ONGs hacer con ellos lo que quisieran”.

La financiación de First Peoples Worldwide permitió a la APG IG sostener reuniones con las 36 comunidades de la Itika Guasu. Con esto dejaban de estar a expensas de la presión externa y no tendrían que abandonar el acuerdo negociado con Repsol antes de llegar al final. Obtendrían el beneficio de una explicación en detalle por parte de la APG IG y del equipo enteramente cualificado de expertos jurídicos y financieros del Equipo Nizkor. Cada dirigente indígena podría después consultar con su comunidad también, y recabar así la opinión de la gente. Después de muchas reuniones llegarían a una decisión de conjunto, pero no a una decisión apresurada ni basada en un conocimiento parcial, tampoco una decisión sin convicción ni al servicio en primer lugar de las agendas de desarrollo económico o medioambiental de ONGs externas y los financiadores de éstas.

Más bien, explicó Dionis, presidente del Equipo Nizkor, todo proceso a largo plazo ha de producir una decisión responsable, por y para la comunidad.

Un año después, Adamson subrayó, cuán poco fue necesario para mantener el avanzado proceso, de forma que todos los guaraníes de la Itika Guasu pudieran conocer el acuerdo, dar su opinión y tomar una decisión. La ayuda de First Peoples fue en total de $11.124, si bien el proceso ha producido varios resultados inéditos para los pueblos indígenas de Bolivia, para Bolivia en su conjunto y para Repsol y la industria energética. Entre ellos:

  • Sin renunciar a ninguno de sus derechos en cuanto guaraníes, la APG IG firmó un acuerdo con Repsol Bolivia S.A., del que se derivaría además la creación de un fondo de inversión de 14,8 millones de dólares en beneficio de las comunidades guaraníes de la Itika Guasu.

  • El “Fondo de Inversión Itika Guasu” es el primero de su clase de una organización indígena en Bolivia. Lo es también en América Latina. Este proceso está pasando a ser considerado ya como un caso de estudio en las conferencias sobre Inversión Socialmente Responsable, y abre el camino a una amplia aplicación en el sector de la industria energética.

  • También por vez primera, una autoridad Boliviana [el Tribunal Constitucional] ha reconocido oficialmente el derecho a la propiedad indígena colectiva, incluida la propiedad sobre determinadas tierras ancestrales. Esta clarificación jurídica tiene como consecuencia el reconocimiento del Territorio Comunitario de Origen Itika Guasu. Pero Itika Guasu es sólo uno de los 19 TCOs de Bolivia, y, a la luz del precedente de la Itika Guasu, se alberga la esperanza de que los derechos de los 18 restantes TCOs, conferidos en las leyes de reforma agraria de los años 50 pero ignorados desde entonces, devengan sustantivos.

  • El derecho a consulta que asiste a los guaraníes de la Itika Guasu respecto de las actividades de Repsol y otras empresas ha sido reconocido, “no como un mero acto administrativo”, según Barrientos de la APG IG, “sino como un control continuado de las actividades de las empresas en nuestro territorio y con la obligación por parte de ellas de respetar nuestros usos y costumbres y que, en caso de conflicto, estos usos y costumbres serán reconocidos como prioritarios jurídicamente para solucionar el mismo.” Las empresas estatales que pretendan operar en la TCO Itika Guasu deben consultar con los guaraníes de la Itika, y éstos pueden vetar sus planes.

  • Finalmente, el acuerdo prevé también la realización de una auditoría ambiental independiente, lo que es la primera vez que se producirá en Bolivia en un Territorio Comunitario de Origen.

    “El Fondo de Inversión Itika Guasu es un gran logro para todos”, dijo Adamson. “Con frecuencia escuchamos a los financiadores decir que no pueden financiar a los pueblos indígenas directamente porque carecen de capacidad. Pasar por alto capacidades y habilidades como las demostradas por los guaraníes de la Itika Guasu debieran llevar al mundo filantrópico a repensar sus propias capacidades y relaciones con las comunidades indígenas, porque ahí fuera hay muchas más experiencias exitosas como ésta”.

    [Fuente: First Peoples Worldwide, USA, 22jun11]

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