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01dic09


Juan José Zanola: una larga trayectoria que va de Rucci hasta Kirchner


La última vez que estuvo preso fue hace 50 años, cuando lo detuvieron en la primera huelga general en la que participó como delegado gremial. Fue un error de novato. Pronto descubrió que había otras maneras más efectivas y menos riesgosas de ejercer y crecer en el mundo sindical.

Juan José Zanola nació un 17 de octubre, seis años antes de la apoteosis peronista de 1945. Ingresó a los 16 años a trabajar en la oficina de cuentas corrientes del Banco de Italia y nunca más se fue. Allí se recibió de abogado y aprendió el movimiento de cintura necesario para ganar espacio en un gremio de clase media, con trabajadores que miraban por encima del hombro al movimiento obrero.

Con el apoyo de José Ignacio Rucci y Lorenzo Miguel, se fue convirtiendo en el principal referente de las 62 organizaciones peronistas en el gremio bancario.

Ya era líder de la seccional Buenos Aires, cuando se produjo el golpe del 76. Zanola nunca confrontó con los militares. Tomó prudente distancia durante unos años, y quedó al frente de la comisión normalizadora en el 82. Diez días antes de que los argentinos eligieran presidente a Raúl Alfonsín, Zanola asumió formalmente la secretaria general del gremio, ladeado por Saúl Ubaldini.

Semanas antes su lista había sido la única por la que pudieron votar los bancarios. Juan Esquerra, el jefe bancario previo a la dictadura, había decidido bajar la suya en medio de denuncias de fraude e irregularidades. Como un estigma de su poder imbatible de los últimos 26 años, similares acusaciones lo acompañarían en cada una de sus reelecciones.

Con su título universitario y aires doctorales, sus palabras se ganaron respeto en la cúpula de la CGT, donde logró moverse con independencia de los principales grupos de poder. Lo ayudaba el peso específico de su gremio ¿uno de los principales de servicios¿ y el de su obra social, el Instituto de Servicios Sociales Bancarios, una mina de oro que recibía una financiación del 2 por ciento de los intereses y comisiones de las transacciones bancarias.

Contra ese privilegio apuntó en los 90 Domingo Cavallo, que se convirtió desde entonces en su enemigo declarado. Eso sí, cuidó de mantenerse fiel a Carlos Menem, que terminó zanjando la disputa en favor suyo. Para ese entonces, mientras avanzaba la flexibilización laboral y su gremio perdía miles de afiliados, Zanola distraía su tiempo como presidente de Huracán.

Ya en los años de Kirchner, Felisa Miceli intentó una nueva avanzada contra su poder: su marido, Ricardo "Pacha" Velasco, intentó armar una lista opositora en La Bancaria. Fue entonces Julio De Vido el que salió al rescate, colocando a Velasco en el directorio del Enargas. Carlos Marín, abogado de La Bancaria y socio en el estudio jurídico del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, fue el último eslabón que terminó de sellar su alianza con el kirchnerismo.

En sus arengas gremiales gustaba repetir una frase de Almafuerte: "No te des por vencido, ni aún vencido". Lo debe repasar en estas horas de silencio. Tras las rejas, medio siglo después.

[Fuente: Clarin, Bs As, 01dic09]

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