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14ago16


Investigan si los detenidos por el crimen del oficial en Bariloche lideraban una banda narco


El brutal asesinato de Lucas Muñoz, el oficial de Bariloche torturado y ejecutado de un balazo en la nuca, provocó un escándalo en la Policía de Río Negro. Ahora, el caso amenaza con destapar una compleja trama que incluye drogas, corrupción y muerte.

Según confirmaron altas fuentes provinciales a Clarín, el fiscal Martín Govetto y la Jefatura de la Río Negro investigan si varios agentes lideraban una banda narco dedicada a la venta de cocaína en la zona de la Cordillera. Ese grupo habría tenido relación directa con el crimen de Muñoz.

"Fue un mensaje mafioso", aseguró una fuente del caso. La afirmación se apoya en los resultados de la autopsia, que revelaron que Muñoz fue golpeado, cortado y recibió tres disparos: uno en la pierna, otro en una mano y otro en la nuca. Para darle el último tiro lo obligaron a arrodillarse.

El lugar donde se halló el cuerpo tampoco parece casual. La familia de la víctima denuncia que fue "plantado" en ese descampado, ubicado a seis kilómetros del centro de Bariloche. Por eso, los investigadores buscan determinar dónde estuvo escondido el cadáver. Ayer fue allanado por segunda vez el predio de la Policía Montada, en el kilómetro 10 de Avenida Bustillo. La Justicia sospecha que Muñoz pudo haber estado oculto allí.

Sobre la mesa de los investigadores hay tres hipótesis. En todas, la corrupción en la Fuerza aparece como principal sostén. La primera procede de los familiares de Muñoz, quienes argumentan que el oficial descubrió tráfico de drogas y trata de personas al interior de la comisaría 42° y que estaba por denunciarlo. Su novia contó que el día antes de desaparecer le había advertido que su vida corría peligro. Para su hermano, los asesinos "lo hicieron callar".

La segunda hipótesis especula con una vinculación entre el agente asesinado y la banda de narcopolicías. "No descartamos un conflicto interno, que alguien se haya quedado con algo que no les correspondía", aseguran. Sin embargo, esa idea fue perdiendo fuerza en las últimas horas. "¿Pueden haber sido tan imprudentes de matar a uno de los suyos y perjudicarse tanto. Hubiera sido como atentar contra sí mismos. Si Muñoz trabajaba para ellos y cometió una estupidez lo hubieran golpeado. No, este chico fue torturado, es un mensaje para los mismos policías", explica un experimentado agente.

Por eso, los investigadores apuestan a una tercera posibilidad. Creen que Muñoz fue secuestrado y asesinado por una banda que se disputaba el manejo del territorio con los narcopolicías. Eso explicaría la brutalidad del crimen.

Según informaron fuentes del caso, el grupo apuntado estaría integrado por al menos tres comisarios y cuatro agentes. Tres de ellos (Luis Irusta, Néstor Meyreles y Federico Valenzuela) están detenidos por el caso, aunque hasta el momento sólo están acusados de haber entorpecido la búsqueda del oficial.

"Si uno sigue el recorrido de sus decisiones durante ese día, queda en evidencia que operaban en conjunto y que hubo un intento de demorar una investigación oficial", explica a Clarín el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck. Y agrega: "Podrían haber dado la alerta y utilizar a toda la Fuerza para encontrar al agente, pero no lo hicieron. No querían levantar señales, operaron de modo reducido. Queda demostrar cuál fue su papel y porqué lo hicieron".

Algunos de los sospechados cuentan con varias denuncias en su contra y han trabajado juntos en distintas zonas de la provincia. Otra fuente vinculada a investigación suma una cuarta perspectiva. "La muerte de Muñoz es un mensaje mafioso de la Policía al Gobierno y la Justicia. El disparo en la cabeza significa que pueden ir más arriba", explica.

Con los datos que se connocen hasta el momento, los investigadores tratan de reconstruir el último día de Muñoz. Todo indica que el 14 de julio, cerca de las 13.30, el oficial se subió un Corsa gris, a metros de la comisaría 42°. En ese coche lo habrían trasladado hasta el lugar donde lo torturaron y asesinaron. Su cadáver estuvo en otros espacios durante 27 días y, se cree, fue desnudado y vuelto a vestir. Apareció el miércoles en un descampado, con el uniforme puesto y su arma en la mano. Los asesinos intentaron montar la escena de un suicidio.

Con el correr de las horas se fueron conociendo distintas actitudes sospechosas de compañeros del agente. Eso llevó a que tres de ellos quedaran detenidos, acusados de entorpecer la investigación. Además, cuatro jefes de la Fuerza fueron desplazados de sus cargos.

[Fuente: Por Claudio Andrade, Clarín, Bs As, 14ago16]

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small logoThis document has been published on 16Aug16 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes.