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30jul11


Ya son cuatro los muertos por la represión en Jujuy


Juan José Velázquez tenía 37 años, era casado y tenía cuatro hijos. Lejos de militar en algún partido político u organización social, “Juanjo” trabajaba como jardinero de Calilegua, un pequeño pueblo rodeado por las Yungas jujeñas, ubicado a cuatro kilómetros de Libertador General San Martín. “El jueves bien temprano le avisaron que estaban tomando un predio con la promesa de construir viviendas. Aunque tenía una casilla precaria, no la pensó dos veces y rajó para allá en su bicicleta. Era de las personas más queridas en el pueblo.

Lo conocían todos. Lo devolvieron muerto, con un tiro en la cabeza que nunca pudieron sacarle”, contó su amigo Mauricio León, con los ojos hinchados del llanto y la voz todavía entrecortada. Después de agonizar durante más de un día, Velázquez murió ayer poco antes del mediodía en la Capital jujeña. “Juanjo” fue la cuarta persona que perdió la vida por el enfrentamiento del jueves a la mañana, cuando unos 250 policías avanzaron para desalojar a 750 familias que ocuparon un predio de 15 hectáreas en Libertador General San Martín. La gente usurpó los terrenos, pertenecientes a la empresa Ledesma, para pedir por la construcción de viviendas sociales en una ciudad con buena parte de su población sufriendo de emergencia habitacional. Ayer, durante todo el día, se respiró una tensa calma, tanto en el pueblo como en la zona donde está ubicado el predio usurpado. La mayoría de las escuelas y clubes no abrieron. Los tres bancos que tiene la Ciudad no dejaron entrar a sus clientes por miedo a destrozos. “Nos advierten que organismos de extrema izquierda están viajando desde San Salvador para acá. Vienen a vengarse de la muerte de sus compañeros. Por eso muchos comercios bajaron sus persianas por precaución”, Gustavo Araos, vecino y peluquero de Libertador. En las mismas carpas construidas con lonas y bolsas de residuos que resistieron la represión policial, unas 500 familias permanecían ayer en el predio de Ledesma.

“Muchos van a empezar a construir durante el fin de semana. El terreno ya se loteo y cada familia ocupó un lugar para levantar su vivienda. De acá no nos vamos. Espero que el Gobierno Nacional y el Provincial no vengan de nuevo a matarnos. Pero estamos dispuestos a resistir hasta las últimas consecuencias”, expresó Enrique Mosquera, líder de la toma y de la Corriente Clasista y Combativa. En diálogo con Clarín, el doctor Roberto Maizel, director del hospital de Libertador, señaló: “Actualmente tenemos dos internados que están fuera de peligro. A uno de ellos lo tuve que operar yo mismo ayer, para sacarle una bala del tórax. El otro paciente, también con un balazo pero en el estómago, evoluciona favorablemente”. Desde la Gobernación de Jujuy señalaron que en el hospital de San Salvador había 9 heridos de bala, cuatro de ellos policías y el resto manifestantes. Todos fuera de peligro. Los más comprometidos eran otros dos policías “con politraumatismos varios en la cabeza por haber recibido piedrazos”, informaron desde el hospital. Además, con heridas leves, “se atendieron a más de 70 personas”.

El fondo del conflicto es la crisis habitacional de esta zona de la yunga. San Martín creció exponencialmente. El intendente Jorge Ale estimó que viven allí unas 70 mil personas. “Al menos el 15% de la población necesita urgente una mejora en su vivienda. Y la realidad es que si Ledesma no entrega tierras no hay manera de que el pueblo se expanda”, señaló. El fiel reflejo de la situación es el precio de los alquileres. En los alrededores de la plaza donde están la Municipalidad y la iglesia, por un dos ambientes cobran “arriba de los $ 1.200”, precios perfectamente comparables con varios barrios del norte y centro porteño. “El costo del alquiler también se alimenta por la imposibilidad de la gente de comprar una casa. Acá, son contados con los dedos de la mano los que pueden juntar el dinero necesario para comprar una vivienda., explicaron en una de las pocas inmobiliarias de la ciudad. En dos habitaciones, sin gas y con cloacas colapsadas, Jorgelina Miseré vive junto a sus seis hijos y diez nietos, en el barrio carenciado 9 de febrero, pegado al predio donde ocurrió la violenta represión. “Todas estas tierras pertenecen a Ledesma. A mi casa me la dieron hace unos años gracias a que la empresa entregó estos predios. El tema es que el Gobierno Nacional y Provincial prometieron la construcción de casas de las que finalmente no se hicieron. Nosotros mismos tuvimos que construir las viviendas. Ahora, la empresa no quiere entregar más lugares- contó a este diario-. Mis hijos, que tiene sus propias familias y viven conmigo, se sumaron a la ocupación del predio con la esperanza de vivir aunque sea un poco mejor”.

[Fuente: Por Mariano Roa, Libertador Gral San Martín, 30jul11]

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