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07abr08


Prevén para el invierno un faltante de gas sin precedente


En silencio para no provocar sobresaltos, el Gobierno se alista para otro invierno energético complicado. Los cálculos preliminares inquietan no sólo en la Casa Rosada, sino también en las mismas empresas: en el mejor escenario -es decir, si la Providencia regala días cálidos-, habría un faltante de gas de unos 50 millones de metros cúbicos diarios, un déficit enorme y sin precedente que podría ser atenuado, sólo en parte, por el uso de gasoil, ocho veces más caro que el gas.

La Argentina energética no está bien. Cincuenta millones de metros cúbicos es el equivalente al fluido que transportarían dos ductos enteros del tamaño del Gasoducto del Nordeste, una obra que el Gobierno pretende construir, sin éxito, desde mediados de 2003, para traer gas de Bolivia.

Ya hay algunos funcionarios alterados. No en vano el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, les pidió días atrás a las empresas de gas que le suministraran, por escrito, cuánto sería el fluido disponible total para julio próximo. Así, se confeccionó un documento que guardan sólo unas pocas compañías y el secretario, al que tuvo acceso LA NACION.

Según esos cuadros, la mejor de las posibilidades proyecta un julio benévolo, con una temperatura media de 15°C, bastante menos cruda que la del año pasado. El sistema demandaría, en ese contexto, 181,49 millones de m3 por día, de los que sólo 132,45 millones estarían disponibles. Es decir, faltarán 49,04 millones. Con 10°C, el marco sería bastante peor: déficit de 62,90 millones. Y con 5°C, faltarían 80,52 millones, más de la mitad de la oferta actual.

Varias empresas ya encargaron proyecciones meteorológicas. La mayoría dice que habrá una temporada menos fría, aunque con fuertes variaciones. Julio de 2007 tuvo una media de 9,1° C.

Con todo, en cualquiera de los escenarios, gran parte del déficit podrá ser paliada por el uso de gasoil, principalmente en las usinas eléctricas. Pero la sábana es corta, y la industria volverá a sufrir restricciones. También parte de las estaciones de servicio de GNC (ver página 2). "Van a tener que tirar la moneda, a ver a quién le cortan", dijeron a LA NACION en una petrolera. En el contexto más optimista, el racionamiento alcanzaría por lo menos a unos 10 millones de m3, evalúan en el sector. Es más de lo que consume todo el GNC.

Bocas cerradas

La cuestión es tan sensible que podría recordar la reciente y controvertida caricatura de la Presidenta que hizo Hermenegildo Sábat. Se advierte, por ejemplo, en el estremecimiento que provoca en los empresarios la consulta periodística sobre la situación. Los ejecutivos energéticos no son los productores agropecuarios de Gualeguaychú: varias empresas han aceptado, en los últimos meses, enviar como propios comunicados redactados en despachos del Ministerio de Planificación o la Secretaría de Comercio Interior.

Una imagen, plasmada el 18 del mes pasado en la localidad bonaerense de Campana, explica bastante la urgencia que tiene el Gobierno por enviar mensajes alentadores. En un acto colmado de bombos, empresarios y frases halagadoras, la presidenta Cristina Kirchner inauguraba el supuesto arranque de la central eléctrica Belgrano con una turbina que no funcionaba ni para atrás ni para adelante. El motor había sufrido un desperfecto dos días antes, tiempo insuficiente para deshacer el festejo. ¿No anda?, le preguntó LA NACION ese día a un gerente de operaciones. "Nunca arrancó -contestó-. El Gobierno necesita actos y oraciones para que llueva en el Comahue." La turbina volvió a girar dos semanas y media después. Es lo natural en períodos de prueba. Sólo en junio lo hará al 100%. "Estamos venciendo una batalla contra el escepticismo, contra los descreídos, contra los que siempre nos anuncian catástrofes", dijo ese día la Presidenta.

Fuentes gubernamentales confiaron a LA NACION que el abastecimiento mejoraría este año en relación con lo que ocurrió en 2007. Pero en las petroleras prefieren evitar promesas. ¿Cree que faltará gas en invierno?, se le preguntó el jueves pasado al brasileño Decio Oddone, número uno de Petrobras Energía. Unica respuesta: "Estamos haciendo el esfuerzo posible para aumentar la oferta de gas en el futuro".

Los hechos trascienden el discurso. Ya la semana pasada el faltante de gas del sistema eléctrico ascendía a 5 millones de m3 diarios, una situación impensada años atrás en abril. Hasta 2004, el déficit, si existía, se circunscribía sólo a 20 o 25 días en todo el año. Las proyecciones lo extienden ahora a casi seis meses.

El Gobierno confía en la importación de combustibles líquidos para sustituir el gas. Moreno ya se lo dijo a las compañías generadoras eléctricas: no habrá una molécula de gas durante el invierno. "Casi todas las empresas grandes compramos generadores", explicó a LA NACION el presidente de un poderoso grupo industrial.

El problema es de costos. Funcionar con gasoil es exactamente ocho veces más caro. Y, en el caso de las centrales eléctricas, lo paga el Tesoro nacional. No por nada el Estado gastó en los últimos cuatro años $ 12.381 millones en cubrir esta diferencia, equivalentes a lo que costaría construir seis usinas de 800 megavatios, como las de Campana y Timbúes, que también se inaugurará este año, una inversión que solucionaría por completo la escasez eléctrica.

El combustible líquido, además, merma en un 20% la capacidad de generación.

La tercera objeción es de índole sindical. En estos días, algunas voces del gremio de Luz y Fuerza se alzaron para recordar que trabajar con gasoil era, para un operador de planta, infinitamente más peligroso que hacerlo con gas. Los empresarios se encogen de hombros.

"¿Por qué el Gobierno no se deja de jorobar y corta de una vez el GNC en invierno?", se exasperó ante LA NACION un ejecutivo del sector eléctrico, que se contestó inmediatamente a sí mismo: "Claro, se viene otro cacerolazo".

Un oleoducto y 40 camiones

El postulado no es caprichoso. Cammesa, la empresa que administra el sistema eléctrico nacional, se lo advirtió a todos, la semana pasada, en un paper interno. Consignó, por ejemplo, que la importación de gas de Bolivia había sido de 2,3 millones de m3 por día, "inferior a los 7,7 m3/día contratados". Hay además otra certeza empresarial: una vez que empiece a funcionar en serio, tampoco habrá gas para la central de Campana. Documentos internos prevén 100 viajes de camión por día, con 40 vehículos, para transportar 3000 m3 de gasoil durante un año y medio entre el puerto de Campana y la usina.

El cronograma dice que el 6 de septiembre de 2009 empezará a funcionar un oleoducto entre el puerto y la central, para reemplazar los 40 camiones. Plazos demasiados extensos para un sector que requiere soluciones aceleradas. Y cuyo alivio depende, en parte, de una variable lejana al exacto universo de los ingenieros de la energía: que el tiempo acompañe.

[Fuente: Por Francisco Olivera, La Nación, Bs As, Arg, 07abr08]

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