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Muerte y Desaparición Forzada en la Araucanía: Una Aproximación Étnica

Efectos psicosociales e interpretación sociocultural de la represión política vivida por los familiares de detenidos-desaparecidos y ejecutados mapunches y no-mapunches.

IX Región. Chile. (1973-90)




CAPITULO 7

La importancia de los restos

'Siempre le he pedido a Dios saber de su cuerpo'.(Ch3704)

En nuestro estudio algunas entrevistas han mostrado el daño psicológico provocado por la ausencia de restos de un modo palpable. Una esposa afirmaba con dolor:

'Mi mayor alivio sería tener algo en el cementerio, aunque fuera un zapato de él, algo que lo llevara y lo sintiera ahí' (Ch3001).

En toda cultura los restos son importantes y objeto de distintos rituales necesarios para el desenvolvimiento del ciclo vital de la comunidad. En este estudio las evidencias respecto al tema no han venido, a diferencia del resto de los temas, de las expresiones de los familiares, sino de los hechos observados en el cada día y del contraste entre el discurso y las acciones.

1. Los datos.

En el estudio no se preguntó de manera directa respecto a la importancia de hallar los restos, sino que se optó por analizar todas y cada una de las frases separando aquellas personas que pudieron hallar los restos de sus familiares desaparecidos o ejecutados de las que no.

En el análisis hemos considerado tres aspectos: Importancia de los restos en la relación que se establece con la persona desaparecida o ejecutada, relación entre los restos y el proceso personal de duelo, y relación de los restos con la respuesta individual, familiar y comunitaria ante el hecho represivo.

a) Importancia de los restos en la relación que se establece con la persona desaparecida o ejecutada. En la tabla 7.1 están los datos referidos a las ocho expresiones que más directamente podían dar información al respecto. Puede observarse como en hispanochilenos y mapunches no tradicionales, la ausencia de restos se asocia a vivir con la sensación de que 'podría aparecer en cualquier momento'. No así entre mapunches tradicionales. En la población hispanochilena 'hablar' con el desaparecido ('En la noche le cuento mis penas...') se asocia a la existencia de restos, es decir, que la comunicación es con los fallecidos en el entendido de que estos están - en la tradición cristiana- en el cielo y que por tanto es posible conversar con ellos. Este tipo de conversaciones son menos frecuentes en la población mapunche, y no se relacionan con la frase 'no se cambiaría de casa', aquella que corresponde a los que pudieron enterrar al familiar, mientras que en la población mapunche no se cambiarían de casa precisamente aquellos que no encontraron restos. Esto tendría que ver con una menor necesidad en la cultura mapunche tradicional de llevar flores o velas a la sepultura. Una vez la persona fallecida ha iniciado el viaje al Ku Mapu está en todas partes y va a estar allí donde estén los familiares. Para la cultura hispanochilena, en cambio, es mucho más importante el mantener un lugar simbólico de homenaje, recuerdo y comunicación con el fallecido.

En el resto de expresiones no hay diferencias. La presencia o no de restos no parece influir en conservar objetos, en soñar o recibir visitas simbólicas del desaparecido, en la existencia de falsos reconocimientos o en la existencia de sentimientos de culpa.

Tabla 7.1 Importancia de los restos en la relación que se establece con la persona desaparecida o ejecutada.



. Inmediata Persistente Actual
Restos Ausencia de restos Restos Ausencia de restos Restos Ausencia de restos
1a. No me cambiaría de casa porque de algún modo él está aquí. 60.0

25.0

50.0

34.1

61.1a

57.1

53.8

21.1

100.0

27.7

50.0a

50.0a

23.1

15.8

100.0

19.1

35.3

37.5

1b. Yo siempre cocino más, porque siento como que podría aparecer en cualquier momento. 30.0

31.3

100.0

53.7

82.4b

50.0

7.7

5.3

50.0

54.3b

64.7c

18.8

-

-

-

17.4

17.6

-

1c. Su ropa la tengo limpia y seca. Aunque no sé bien por qué, pero eso siempre será así. 60.0

25.0

100.0

31.7

58.8a

42.9

38.5

21.1

50.0

19.1

47.1

25.0

15.4

10.5

50.0

8.5

27.8

6.3

1d. Como que ni tengo ganas de comer, yo siempre lo esperaba, comíamos juntos. 70.0

62.5

100.0

71.4

82.4

50.0

38.5

21.1

50.0

31.3

35.3

18.8

-

10.5

-

2.1

5.6

-

9a. El Juan no deja de venir de vez en cuando a verme; vino una vez a encargarme a los niños. Fue un sueño, pero para mi fue real. Me sentí bien. 70.0

68.8

100.0

66.7

61.1

84.6

38.5

31.6

25.0

56.3

61.1

53.3

23.1

31.6

25.0

33.3

44.4

20.0

16a. En la noche le cuento mis penas, también los avances de nuestros hijos, y lo hago en silencio para que no crean que estoy loca. A mí me parece que está aquí, esté o no esté. 80.0

56.3

50.0

38.1a

38.9

35.7

69.2

36.8

25.0

39.6a

38.9

18.8

69.2

26.3

25.0

22.9c

33.3

-a

10a. Yo no puedo ir a funerales porque no veo al finado, me parece que es mi familiar. 30.0

6.3

50.0

31.0

29.4

7.7

27.3

-

-

17.0a

17.6

-

18.2

5.6

-

8.5

17.6

-

11a. Yo no puedo dormir tranquila, yo le reté esa mañana. Cuando se fue me miró muy triste y nos quedamos con esa amargura. 20.0

13.3

-

10.0

-

-

20.0

11.8

-

7.1

-

-

20.0

11.8

-

7.1

-

-



Población hispanochilena, mapunche y mapunche tradicional. a p< 0.05 b p< 0.01 c p< 0.01 .

b) Relación entre los restos y el proceso personal de duelo. En la tabla 7.2 están los datos. De todas las expresiones analizadas sólo aparece un dato significativo: en población chilena la agresividad, la irritabilidad hacia la gente de alrededor es más frecuente en las personas que confirmaron la muerte por la presencia de restos. Se apunta a que aquellos familiares - mapunches o no mapunches- que no encontraron restos han mantenido una mayor tristeza, incluso en el momento actual, pero la diferencia es muy ligera y no tiene aval estadístico.

No hay diferencias en ninguna de las dos etnias ni en imágenes angustiantes que sobrevienen de manera involuntaria, ni en pesadillas, ni en vivencias de culpa. Tampoco los restos han determinado diferencias en la crisis personal de proyectos vitales que supuso la desaparición o muerte.

c) Relación de los restos con la respuesta individual, familiar y comunitaria ante el hecho represivo. (tabla 7.3). Una vez más la presencia o no de restos no resulta ser determinante, aunque algunos datos sí resultan reveladores. Parece haber una tendencia, tanto entre hispanochilenos como entre mapunches, a que la ausencia de restos lleve a una actitud más beligerante de saber quienes son los culpables y qué fue lo que sucedió.

Tanto entre chilenos como entre mapunches hay mayor tendencia -que no alcanza la significación estadística- a afirmar que 'casi todos nos dieron la espalda' en aquellos casos en que pudieron hallarse restos. Es posible que tenga que ver con que no hubo ni velatorios ni entierros normales, o tal vez con que el hecho de que, al confirmarse la muerte en la comunidad se supiera más del caso y en consecuencia se sintiera más el rechazo y la distancia de la gente. Pero sería un aspecto que, con nuestros datos, sólo podemos apuntar.

La presencia o no de restos no parece influir ni en actitudes de conformidad o respeto a las autoridades establecidas, ni en la confianza en el Estado y sus leyes, ni en el rechazo o la aceptación de nuevos compromisos, ni en los recuerdos que hace la gente, ni en el nivel de unión que mostró posteriormente la familia.

En resumen, nuestros datos parecen relativizar la importancia de la presencia de restos tanto en una etnia como en la otra. Los dos grupos de familiares coinciden más que se diferencian. Probablemente, en algunos aspectos, la necesidad de encontrar los restos de los detenidos-desaparecidos esta sobredimensionada, aunque ni el tamaño de la muestra ni el enfoque semi-cuantitativo usado permiten ser concluyentes, sino sólo señalar esta tendencia para la reflexión colectiva.

Es muy importante tener presente que han pasado más de veinte años. Encontrar los restos durante los primeros años no tenía sólo la función reparadora de dar reposo adecuado al ser querido, sino confirmar que no hay que esperar ya nada y que debe aceptarse que la vida futura va a ser sin él. Aunque haya muchos familiares que digan que no han perdido la esperanza de encontrarles con vida, en realidad llevan ya bastante tiempo actuando y viviendo con la convicción de que el desaparecido ya no va a volver, aunque no quieran decirlo, porque decirlo puede aparecer como una traición al desaparecido y a lo que ellos mismos han dicho durante años. Hay una situación de oscilación en la que según las circunstancias, el estado de ánimo, quien pregunta y para qué lo pregunta determinan la respuesta que el análisis realizado no profundizó.

Luego de mucho tiempo, incluso años, después de las desapariciones algunos familiares acceden a recibir certificados de defunción de su familiar desaparecido. Otra modalidad fue la iniciación de trámites de muerte presunta cuyo objeto era permitir tramitar transacciones de tierras, ventas de propiedades o reparto de herencias. Estos procesos tuvieron para algunas familias un papel de confirmación psicológica de la muerte del familiar.

Tabla 7.2 Importancia de los restos para poder realizar el proceso personal del duelo



. Inmediata Persistente Actual
. Restos Ausencia de restos Restos Ausencia de restos Restos Ausencia de restos
25a. A veces me venían imágenes a la mente, como si lo estuviera viendo todo. Son imágenes que a una la torturan y ya no puede borrar. 55.6

29.4

-

36.6

47.1

46.2

40.0

29.4

-

32.6

47.1

26.7

20.0

23.5

-

23.9

47.1

26.7

25b. Durante mucho tiempo estuve irritable, agresiva. Descargaba en la gente a mi alrededor: familia, amigos. 60.0

31.3

-

17.5b

29.4

30.8

45.5

25.0

-

15.6a

23.5

6.7

27.3

6.3

-

6.7a

-

-

9b. Suelo tener malos sueños. 80.0

56.3

50.0

45.2a

61.1

61.5

46.2

21.1

25.0

31.3

44.4

40.0

15.4

10.5

25.0

10.4

16.7

- a

19d. A mí me cambió la vida. Mis proyectos desaparecieron. Toda mi vida cambió y no nos hemos recuperado. 40.0

31.3

50.0

23.3

38.9

15.4

30.8

36.8

50.0

35.4

27.8

20.0

30.8

26.3

25.0

31.3

27.8

20.0

11b. Hay razones para que nos sintamos culpables. ¿Por qué estoy yo viva y él no?. Mejor hubiera sido irse... -

25.0

-

12.5

43.8

30.8

-

16.7

-

12.2

31.3

20.0

-

11.1

-

9.8

12.5

20.0

19b. Tengo una tristeza que no se me quita desde que no está. A veces necesito llorar para que se me quite la pena. 100.0

81.3

100.0

78.6

77.8

84.6

53.8

33.3

50.0

62.5

61.1

53.3

46.2

11.1

50.0

37.5

50.0b

26.7



Población hispanochilena, mapunche y mapunche tradicional. a p< 0.05 b p< 0.01 c p< 0.01

Tabla 7.3. Importancia de los restos en la respuesta individual, familiar y comunitaria.



. Inmediata Persistente Actual
Restos Ausencia Restos Restos Ausencia Restos Restos Ausencia Restos
Hay que conformarse. Así es la suerte del pobre, cada vez que trata de levantarse lo aplastan más. 55.6

31.3

50.0

46.3

41.2

92.9

41.7

35.3

75.0

47.9

44.4

93.8

46.2

36.8

75.0

43.8

50.0

93.8

No quiero más problemas, de ahora para adelante no más complicaciones, trabajar en paz. La pena la llevo dentro. 44.4

43.8

100.0

48.8

29.4

78.6

75.0

50.0

75.0

56.3

44.4

100.0a

84.6

52.6

75.0

58.3

61.1

100.0a

Hemos resistido tantos años porque hemos sabido callar. 60.0

31.3

50.0

56.1

62.5

92.9

61.5

42.1

75.0

56.3

66.7

93.8

61.5

42.1

75.0

54.2

50.0

93.8

Yo exijo que se investigue quien lo mató y todo lo que sucedió, porque no fue ningún perro el que mataron... 66.7

87.5

-

82.9

94.1

64.3

58.3

72.2

-

79.2

88.9

62.5a

50.0

77.8

-

79.2a

88.9

68.8a

Dejamos de creer en la legalidad, en las leyes. No se puede confiar en el Estado. 70.0

81.3

100.0

61.0

60.0

71.4

69.2

72.2

50.0

60.4

58.8

68.8

53.8

50.0

100.0

38.3

38.9

31.3b

Casi todos nos dieron la espalda. 70.0

31.3

100.0

75.6

61.1

53.8

58.3

42.1

100.0

61.7

61.1

46.7a

41.7

21.1

50.0

31.9

33.6

26.7

Yo sentía que no había nadie de confianza para hablar los problemas. Me sentía sola. 70.0

31.3

100.0

57.1

66.7a

41.7

76.9

36.8

50.0

56.3

50.0

28.6

30.8

10.5

50.0

22.9

16.7

14.3

A pesar del tiempo que ha pasado, la gente hace recuerdos de él. 50.0

93.8

50.0

63.4

55.6a

46.2

76.9

73.7

50.0

68.8

55.6

66.7

69.2

73.7

75.0

77.1

50.0

60.0

Desde entonces la familia se desarmó, se deshizo. 40.0

31.3

50.0

33.3

38.9

15.4

30.8

36.8

50.0

38.4

27.8

20.0

30.8

26.3

25.0

31.3

27.8

20.0



Población hispanochilena, mapunche y mapunche tradicional. a p< 0.05 b p< 0.01 c p< 0.01

2. Las paradojas.

Estos datos procedentes del estudio cualitativo vienen a confirmar lo que apuntan las observaciones. En este sentido, a pesar de que no teníamos frases específicas que aludieran a este hecho, a través del contacto con los familiares y grupos pudimos observar divergencias entre la lógica del discurso de substrato ético y la falta de energía para concretar acciones tendientes a la búsqueda de restos como a su vez respecto a las interpretaciones de estas divergencias. La valoración de estas contradicciones es compleja y vista de modo distinto según los actores implicados. Así, por ejemplo, una persona vinculada a instancias gubernamentales nos refirió cómo durante la época en que se realizaba este trabajo se solicitó por medio de la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, al Tribunal competente, la exhumación de los restos de dos reconocidos militantes comunistas, ambos ejecutados el 2 de octubre de 1973 en la base aérea de Maquehue por agentes del Estado y cuyos restos nunca fueron entregados a sus familiares. Según testimonios, ambos habrían sido sepultados como NN en un lugar específico del Cementerio de Padre Las Casas. El lugar era reconocido por las organizaciones sociales de Temuco y simbólicamente se iba allí todos los 11 de septiembre. Hecha la pericia, no se encontraron los restos. Sin embargo, no dejó de sorprenderle la apatía en reaccionar por parte de los familiares y grupos ante ello, sin indagar mayormente acerca del procedimiento seguido, el área explorada o lo que vendría en el futuro.

Un destacado dirigente de un organismo de derechos humanos de la región da una versión distinta: "Afirmar esto es traspasar a los familiares responsabilidades de la Corporación. La Corporación siempre mantuvo la política de que debía trabajarse de una manera muy silenciosa para evitar una eventual remoción de los restos por los militares si se sospechaba que habían sido localizados. En el caso de Padre Las Casas sólo tuvieron conocimiento los familiares de quienes se suponía que podían estar enterrados allí. La misma Agrupación no supo de esa gestión. En mi caso fui en días previos a señalar el lugar y demarcarlo y después se me ocultó el día de la pericia, como si ya eso fuera cuestión de los "profesionales". Me sentí utilizado. Además la Corporación sabía que dependiendo del día que se presentara el caso iba a corresponder un juez u otro. Así como en Lautaro la jueza subrogante ordenó excavar una tremenda área que excedía en unos 15 metros a lo señalado por el testigo, en Padre Las Casas el Secretario del juzgado dio por concluida la pericia tras una excavación restringida al área delimitada por la investigación. La Corporación actuó burocráticamente tirando la petición sin más en lugar de valorar cuidadosamente a qué juez presentar el caso. Y eso no es responsabilidad de los familiares, los familiares no pueden hacer nada una vez el juez decide dar por concluida la pericia. En todo caso no debían ser los familiares quienes pidieran una ampliación del área de exploración, sino el abogado de la Corporación, que no mantenía vínculos con la agrupación".

La Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación era el organismo encargado de la búsqueda de restos y cualquier gestión al respecto debía pasar por fuerza por ella. Como tal actuó como institución de gobierno estatal para evitar ser acusada de parcialidad política y se ajustó a una estricta normativa interna en la que no se asumía el trabajo en vinculación directa con las Agrupaciones de Familiares de detenidos-desaparecidos. Eso dejó en una situación incómoda y difícil a algunos de los trabajadores, a la vez que, desde el otro lado, se provocó la sensación de que la Corporación utilizaba a las Agrupaciones y grupos de Derechos Humanos para obtener información, siendo hermética a éstos en sus trámites y gestiones posteriores o en la información por ella recabada por otras fuentes.

En años de búsqueda, en la región se han logrado encontrar solamente restos de 3 personas; 2 enterradas como NN en el Cementerio Municipal de Lautaro, y la otra, en el cementerio de Nueva Imperial. Luego de las pericias en el primer caso y con un intervalo de más de 1 año, se logró determinar la identidad de ambos, tratándose de dos personas mapunches. Ambos fueron enterrados en su debido momento en presencia de un número limitado de personas, entre ellas representantes de instancias públicas. Los funerales fueron actos políticos adscritos al patrón cultural occidental y no al mapunche. Los familiares se adaptaron a este hecho. Cabe destacar el dato de realidad de que el hallazgo no produjo consecuencias en la persistencia de la búsqueda de nuevos restos. Independientemente de que la actuación de la Corporación como instancia jurídicamente responsable de la búsqueda de restos bajo una perspectiva que ellos consideraban de Estado provocara fricciones con las Agrupaciones, parece haber un consenso en que la búsqueda persistente y continuada se dio sólo en unos pocos casos y ni siquiera el éxito en alguna ocasión motivó al resto de familiares a buscar. Ello tampoco debe ocultar que los casos más notables de restos de detenidos-desaparecidos encontrados en Chile lo fueron por la acción inicial de los familiares o de organismos particulares (Patio 29 en Santiago, fosas en Pisagua, etc.).

Para esta discrepancia entre palabras y hechos pueden haber diversas razones, no siempre coincidentes. Para las Agrupaciones de Familiares y los organismos de Derechos Humanos de la región habría que considerar:

a) El desencanto generalizado de los familiares motivado por dos razones. En primer lugar durante los primeros meses en que pudo haber búsqueda de restos (1990-91) la Vicaría de la Solidaridad del Obispado de Temuco realizaba excavaciones en base a datos no suficientemente contrastados, siguiendo cualquiera de las múltiples especulaciones que circulaban. Se hicieron varias excavaciones con despliegue de Prensa y familiares (Metrenco, cercanías del Regimiento Tucapel) siendo todas ellas infructuosas. Un dirigente afirmaba: 'Se trabajó con fantasías, con lo que la gente va inventando con los años. En algunos casos yo creo que desde los uniformados se hicieron correr como un modo de guerra psicológica porque cada fracaso agotaba a la gente y quitaba credibilidad y seriedad a las excavaciones y la gente acabó abandonando'.

A esto se añadiría un segundo factor de desencanto: "Cuando los familiares acudieron a declarar a la comisión Rettig no fue por la compensación económica porque ni se sabía que habría al cabo de los años esa ley, ni fue porque quedara la historia escrita ni nada parecido, sino porque la gente quería que se buscara a su familiar y que se recogiera el nombre de los culpables para que se hiciera justicia. Después los nombres de los culpables se silenciaron y nunca se hicieron públicos y no se creó ningún grupo especial que trabajara en la búsqueda de restos, sino que quedó como una tarea más de una Corporación que tenía tantas tareas asignadas y tan pocos recursos y personal que la búsqueda de restos no tuvo, en todo caso, los medios que la hicieran posible'.

En este sentido desde los propios organismos de Derechos Humanos se reconoce una tendencia de los familiares a delegar en las instancias (Corporación, Agrupación, Centros de Derechos Humanos,etc.) con poca participación directa de la mayoría de familiares.

Respecto a los recursos de que dispuso la Corporación para la búsqueda de restos, es un dato de realidad que no se crearon equipos regionales. La IX Región fue la única del país que pudo contar con equipo de dos personas (un abogado y un auxiliar de investigación) que debían asumir múltiples tareas. El resto del país ni tan sólo eso, siendo todo atendido y gestionado desde la oficina de Santiago.

b) A este desencanto hay que sumar otros argumentos para intentar entender la escasa persistencia en la búsqueda:

¤ El temor a no encontrar debiendo enfrentar una situación peor a la de antes. La pregunta, en este caso, es: ¿Y después qué?. Así, por ejemplo, a una de las familias Carabineros le entregó una pequeña urna sellada en la que se le dijo que estaban los restos prohibiéndosele abrirla. Los familiares le dieron sepultura en el convencimiento de que estaba vacía, tanto por el tamaño como por el peso de la urna. Con el paso de los años y la aparición de la posibilidad legal, en repetidas ocasiones los familiares manifestaron su deseo de conseguir una autorización judicial para realizar una exhumación y abrir la urna. Pese a que el procedimiento no requería excesivos trámites y a que se les hubiera concedido con toda seguridad, los familiares nunca llegaron a concretar las gestiones hasta sus últimas consecuencias y la exhumación no se ha realizado. Es probable que si algún organismo de Derechos Humanos hubiera asumido directamente la iniciativa de la exhumación, la familia la hubiera apoyado, pero no sucedió así.

¤ Incapacidad para reconocer el vacío de información, para aceptar que uno no sabe. Parece que los familiares prefieren escuchar un comentario de lejos y sobre él construir un mito que les permita explicar, que quedarse con la ausencia total de datos. Una vez construida una historia y repetida con el paso de los años, pareciera que existe miedo a que se desarme esa historia. En aquellos casos en que se ha investigado este tipo de historias, los testigos a partir de los cuales se construyó han ido retractándose, dudando, contradiciéndose y, sobre todo, confesando que en realidad ellos a su vez lo oyeron de otras personas y no fueron en realidad testigos directos. Al final, resulta que todo el mundo repite una historia que oyó de otros y era una fantasía construida colectivamente. El desaparecido es realmente un desaparecido, con todo lo que esto significa para la familia. Por eso, vale más pensar en una hipótesis de muerte en la que uno puede creer y que da un cierto sentido al dolor que enfrentar la posibilidad de volver a la angustia de la incertidumbre.

¤ La necesidad de ser sujeto ante el otro. Aquellos familiares que tienen 'una historia' están en una situación de poder ante los demás. Están mejor que los demás, porque tienen 'una historia'. En este sentido la información es poder, tanto para el que (real o especulativamente) la genera como para el que en adelante la posee. No es raro escuchar a algunos familiares referirse de modo peyorativo a aquellos otros que en todos estos años no consiguieron saber absolutamente nada de su familiar desaparecido, o una cierta posición de superioridad o de triunfo de aquellos casos en que se hallaran los restos, aunque este hecho hubiera dependido puramente del azar y no del esfuerzo de búsqueda de la familia.

'Aquí nunca nos han querido. Quien sabe por qué. Nos llaman huachos muertos de hambre. A veces me regalan cosas porque dicen que ando pidiendo. Eso es por envidias que tiene la gente. Pero yo siempre les respondo y no me callo. (...) Incluso la de arriba nos vino a decir una vez que éramos lentos porque ella ya había encontrado los restos de su marido mientras que mi papá a saber donde estaría. ¿Qué hizo ella para encontrarlo sino que la pura suerte fue?. Pero así nos dice ella.' (M3204).

¤ La pugna respecto a si es posible vencer o no al destino. Así, por ejemplo, frente a una actitud generalizada de resignación y fatalismo una señora refería como su marido fue detenido por carabineros y brutalmente golpeado y torturado. Ella fue a buscarlo al Retén de Carabineros y no se movió día y noche de la puerta hasta que se lo devolvieron. El marido quedó inválido para el resto de su vida, pero la mujer refería que ella pudo, 'a diferencia de la mayoría torcer el destino'. El mensaje era: 'si las mujeres hubieran ido tras sus maridos en lugar de quedarse en la casa a esperar noticias, tal vez habrían muerto, pero no habrían podido desaparecer'.

¤ Seguir buscando los restos y tal vez encontrarlos supone remover cuestiones que en algunos casos se quieren considerar superadas. Es muy significativo, en este sentido, que cada vez que circulan rumores de que se han encontrado restos o de que hay posibilidades de encontrar algún muerto, se agudizan los procesos de duelo de las familias.

¤ Habría también el deseo colectivo de un nuevo futuro y la necesidad de ir dejando atrás el pasado. Esto se ve reforzado por las posiciones políticas que abogan por leyes (como la de amnistía) y actitudes tendientes a cerrar con respecto a las violaciones a los derechos humanos. En este contexto se insiste en la reconciliación, la buenas relaciones cívico-militares y siempre se recurre a recordar veladamente la posibilidad del regreso a un gobierno autoritario.

En conclusión, aunque en este momento, muchos familiares aún afirman que el desaparecido no está muerto y que puede aparecer en cualquier momento, pocos en realidad creen de verdad que esto vaya a ser así. Probablemente no hay una aceptación total de la muerte, porque la persona es incapaz de afirmarlo abiertamente, pero con tantos y tantos años sin noticias el dolor de la culpa va dejando paso a una tranquilidad relativa, que surge y se pierde, pero que permite equilibrios.

Quedaría teóricamente como razón principal para la búsqueda de los restos, el que el muerto pudiera recibir sepultura, que estuviera en el cementerio y que allí se le pudiera visitar. Pero por un lado parecen existir diversas razones que frenan una búsqueda más intensa por parte de los familiares, y por otro parece que la necesidad de las conductas simbólicas de comunicación con el muerto, de depositar flores y mantenerse cerca, para la mayoría de familiares ha ido pasando con los años. Tal vez el muerto pasa a estar en todas partes, y la comunicación con él no necesita ya de una sepultura física en el cementerio local.

Todo esto no significa que no hubiera unos primeros meses de búsqueda angustiosa y que no haya aún un grupo de personas para quienes poder hallar los restos tenga una importancia decisiva, y todas las Agrupaciones de Familiares saben bien de estas familias. Cada persona es distinta y mientras hay quienes necesitan darlo por muerto para poder vivir, otros necesitarán para vivir, nunca darlo por muerto. Pero si se atiende al conjunto de familiares como grupo, y con nuestros instrumentos de medida, no parece que en el momento de realizar el trabajo el hallazgo de los restos sea prioritario para ellos.

Hallar los restos, con el paso de los años, fue progresivamente perdiendo importancia, no porque sea menos recordado el familiar fallecido, sino probablemente por el desencanto y la frustración, por temor a que ciertas historias no sean verdaderas, porque existen poderosas razones personales para no reabrir heridas en el proceso de cicatrización, porque los restos han ido perdiendo su valor confirmatorio de la defunción y porque se han logrado utilizar otras conductas simbólicas y otras vías de comunicación con el desaparecido. [volver]



Citar como: Durán Pérez, Teresa et al. Muerte y Desaparición Forzada en la Araucanía: Una Aproximación Étnica KO'AGA ROÑE'ETA se.x (2000) - http://www.derechos.org/koaga/x/mapuches/

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